miércoles, 8 de diciembre de 2010

Reclusos

No creo que haya sido hacinamiento. Puede, sin duda, ser una causa directa de la espantosa cantidad de reclusos muertos, pero no es la causa principal.

Si hubieran fallecido tratando de arrancar, asfixiados contra una puerta que no pudo permitirles el paso o si se hubieran pisoteados unos con otros buscando una salida, podría hablarse que el hacinamiento les impidió un escape salvador. Pero, al parecer, nada de eso ocurrió. O al menos, no se ha escuchado decir entre las primeras declaraciones aparecidas en los noticiarios de la televisión.

El fuego partió en una reyerta de bandas rivales. Se propagó consumiendo todo combustible que encontró a su paso. Entre las llamas y el humo, quedó un reguero de muerte.

Los reclusos no cuentan con elementos que les permita combatir el fuego. Mangueras o extinguidores no pueden estar al alcance de ellos porque, lo más probable, serían utilizados para solucionar rivalidades internas o utilizarlos para tratar de escapar. Sería colgarles de las paredes de las galerías o celdas, potenciales armas para combatir entre ellos o contra los gendarmes.

Tampoco tienen a su disposición vías de escape frente a estas emergencias. Para disponer de dichas vías, es necesario que alguien se las franquee, les abra las rejas, les muestre un camino. No dependen de ellos.

Esto no ocurrió o no ocurrió oportunamente o no existía el protocolo para que ocurriera.

Consideremos que, producida la emergencia, los gendarmes, cuya dotación debe disminuir durante la noche, deben evaluar el alcance de esta, para ver los caminos por tomar, gastando un tiempo cuyo costo se midió en vidas humanas.

Si las llamas se propagaron a gran velocidad, pudiera ser que los gendarmes no alcanzaran a abrir vías de escape y los reclusos se asfixiaron o quemaron inexorablemente. O pudiera ser que aún llegando a tiempo, demoraran en abrir todas las rejas o puertas necesarias para permitir la evacuación.

Entonces, la cantidad de reclusos que repletan cada penal deja de aparecer como la causa única de toda la tragedia…

Todas las autoridades rasgan vestiduras contra el hacinamiento, pero ¿y el tiempo de respuesta…?

jueves, 4 de noviembre de 2010

Eleccion en la ANFP

Curioso una elección en el organismo rector del fútbol profesional chileno, que acumule tantos comentarios sobre eventuales intervenciones de manos negras, para influir en el resultado final.

En el espectro político, desde las posiciones más extremas de la Concertación, hasta diputados de la UDI, comentaron el entorno creado a la elección de Presidente de la ANFP. Opiniones despectivas, por supuesto.

Todos coinciden, eso si, en lamentar la partida de Bielsa, por su calidad como persona y entrenador. Pero fue claro y elocuente, en la conferencia de prensa, cuando señaló que con otra directiva, no seguía en su cargo.

Y resulta hasta lógico el planteamiento. Mayne Nicholls siempre le dio absoluta libertad en las decisiones técnicas y en todo lo que correspondiera a su cargo. Harold, al igual que el entrenador, es de bajo perfil, quitado de bulla, de pocas palabras y alejado de la farándula, cámaras y publicidad barata. Enamorado del fútbol como actividad, deporte y entretención. Así cada uno tenía su esfera de influencia y acción, que se complementaban y no se invadían.

Ahora asume una directiva que tiene un perfil absolutamente distinto: con marcada preferencia a tener todo el poder en una mano. Si parafraseáramos frases famosas, la directiva electa, diría que en la ANFP “no se mueve una hoja sin que lo sepan”.

Y Bielsa no iba a permitir que alguien, por muy encaramado que esté, se metiera en su zona de influencia y trabajo. El cortocircuito se hubiera producido a corto plazo. Las chispas hubieran saltado lejos y el portazo del entrenador se hubiera escuchado hasta en nuestras antípodas.

Soy un apasionado del fútbol. También, conozco a Harold hace muchos años. Me dolió muchísimo su derrota. No la merecía. Había hecho un excelente trabajo. Pero, desgraciadamente, en el cómputo de una elección se cuentan preferencias, no emociones.

Ambas listas participaron en un proceso de voto secreto e informado. Y quienes nos reconocemos como enamorados de la democracia representativa debemos aceptar, como condición sine qua non, la derrota.

Reconozco, entonces, que no tenía el menor interés en que ganara la lista que triunfó.

Sin embargo, aceptar la democracia obliga a aceptar que, dado que ganaron, tienen el derecho a realizar su labor a la cabeza de la ANFP. Y debemos aceptar, además, la posibilidad que lo hagan tan bien, o mejor, que la directiva saliente…

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Héroes?

Darles la categoría de héroes frente a una experiencia que no pidieron, no se ofrecieron de voluntarios y tampoco sirvió para algún hecho que favorezca a la humanidad toda, me provoca cierta incomodidad. Además, como lo dijo el sicólogo a cargo de su asistencia, tampoco sirven como ejemplo de vida. Son, a fin de cuentas, trabajadores que vivieron una atroz experiencia, en el marco de su trabajo cotidiano.

Imperdonable quienes nos consideramos, en algún momento, los jaguares de América del Sur, que nos reímos de la situación política, económica y social de nuestros vecinos latinoamericanos, que apostamos sobre el año que seremos un país desarrollado, que insistimos en crecer al 7%, mantengamos situaciones laborales que permitan hechos tan agraviantes para estos trabajadores.

Impresentable, luego de 17 años de una dictadura “modernizadora” como dicen los partidarios que le van quedando, más 20 años de Concertación.

Hemos visto en la prensa, a la actual Ministra del Trabajo anunciando envíos de proyectos de ley al Congreso, sobre materia de resguardos laborales. Y hemos visto, también, a ex ministros de gobiernos de la Concertación diciendo que estas leyes ya existen. Y efectivamente existen. Las Mutuales de Seguridad son antiguas en nuestro país. Y las condiciones de seguridad mínimas que se deben cumplir, están definidas hace mucho tiempo.

Sin embargo, estas leyes no impiden o su fiscalización es insuficiente o su incumplimiento permite, a bajo costo, que los empresarios favorezcan la consecución de las utilidades de la empresa, por sobre condiciones de seguridad de sus trabajadores.

Actitud que ha sido refrendada, aceptada y tolerada por nuestros legisladores, nuestros gobernantes y, como fin último, por nosotros, los electores.

¿Cuál debería ser, entonces, nuestra actitud hacia estos 33 seres humanos?

De solicitar perdón por hacerles vivir esta horrenda experiencia, Darles a conocer nuestro pesar por el impacto en sus existencias diarias, en sus familias, parejas, hijos. Deberíamos buscar una manera de indemnizarlos, darles un par de golpecitos en la espalda, mirar al suelo para ocultar nuestra vergüenza, y dejarlos tranquilos para que puedan enfrentarse a si mismos y superar el trance.

No son héroes, son víctimas…

viernes, 15 de octubre de 2010

Mi Gran Amigo

Nos despedimos con mi gran amigo y me dirigí a casa. En algunos árboles, se escuchaban los primeros trinos y gorjeos.

Éramos amigos algo más de 6 años, cuando mi familia llegó a vivir al barrio. Pese a diferencia de edad a su favor y a actividades cotidianas muy alejadas, desde el primer momento, mostramos una fuerte disposición para conversar y escucharnos. En este tiempo, habíamos gastado una infinidad de horas en caminatas diurnas, vespertinas y nocturnas, conversando sobre nuestras angustias, temores, incertidumbres, anhelos y esperanzas de adolescencia y juventud.

Esa noche lo acompañé a ver a la Miriam, una “polola” con quien llevaba 3 o 4 meses. No creo que este haya sido su verdadero nombre, era claramente una chapa.

Miriam trabajaba en un prostíbulo, ubicado en una calle perpendicular a 10 de Julio y que, en ese tiempo, reputaba de elegante. Según me explicó mi gran amigo, mientras caminábamos a verla, la categoría de “polola” significaba que ninguna otra mujer accedía a atenderlo. Además, los favores ofrendados por Miriam, no siempre eran pagados. Más de alguna vez, su mayor precio era el compromiso emocional, sentirse con una pareja que aceptara su trabajo y no hiciera preguntas

No hacer preguntas debe haber sido una gran motivación. No sólo, me enteré esa noche, se veían en el lugar de trabajo de la mujer. También aprovechaban un departamento, que el papá de mi amigo tenía en Providencia y que estaba vacío, para juntarse mañanas o tardes enteras.

Cuando llegamos, ella corrió a sus brazos. El resto de las mujeres, sabiendo que yo iba sólo de acompañante, no mostró mayor interés en acercarse. Así estuve un largo rato, no podría precisar cuanto, contando moscas o mirando el entorno, mientras los “pololos” conversaban en voz baja y se hacían arrumacos.

Pero, Miriam estaba trabajando, de manera tal que esta distracción le impedía atender clientes. La licencia tomada no podía ser muy larga. La casa perdía dinero…

El camino de vuelta, a una hora indeterminada de la noche, lo hicimos caminando. Desde una esquina de 10 de julio a la mitad de Irarrázabal, era una buena caminata.

La conversación fue única y recurrente. Repetida cuadra a cuadra.

Amo a esta mujer. Quiero estar con ella. Me habría quedado con ella toda la noche. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo me las arreglo?

No tienes vuelta ¿O tienes otra alternativa? Esto debe ser algo pasajero. Por último, piensa en que trabaja, a que se dedica. No sabía que más decirle o como apoyarlo. En mi defensa, puedo alegar que, en una semana más, yo cumplía 19 años.

Un par de veces se le quebró la voz e imagino que deben haber rodado un par de lágrimas.

Estuvimos, calculo, más de dos horas en una esquina equidistante a nuestras casas, mareándonos con las mismas frases. No salíamos de ahí, no había otro tema, el resto del mundo no existía, ni importaba.

Al final, el cansancio terminó por ganar la batalla y salimos despidiéndonos de un momento de silencio…

Antes de cruzar la reja de mi casa, miré mi reloj. En doce horas más, en la iglesia de Vitacura con Cuarto Centenario, delante de muchas personas, dentro de las cuales estaría yo, mi gran amigo estaría, ante el altar, dando el Si.

Esta noche había sido su despedida de soltero...

domingo, 27 de junio de 2010

El Supermercado

Todos los martes la esperaba en la esquina. Se despedía de las compañeras y empezaba a caminar. Irradiaba presencia, todo lo arremolinaba: los árboles, los postes, las plantas de los jardines. Nada permanecía indiferente a su paso. El andar pausado y distinguido dentro del uniforme de colegio, la falda 2 dedos encima de la rodilla, los calcetines azules haciendo juego, mostraba una energía vital mucho más grande que el cuerpo que la contenía.

Hacía un esfuerzo para no correr a abrazarla. Veía acercarse su sonrisa, sus ojos, su pelo en dos trenzas. Me abrazaba con el impulso que traía. Sentía el choque de los labios, pechos y vientre. Los brazos en torno a mi cuello y mis manos sintiendo la espalda a través de la tela del vestido.

Partíamos a su casa, frente a una plaza que tenía grandes cántaros de greda, en la parte más tradicional de la Comuna de Ñuñoa. Obviamente, no había nadie. La madre trabajaba, el hermano mayor estaba en la Universidad (nunca supe si sabía de esto), y su hermano menor en la casa de su abuela, donde pasaban a buscarlo en la noche. Del padre no se hablaba mucho…

Eran 3 horas solo de nosotros para adentrarnos en la vida. La torpeza de la inexperiencia era nuestra ternura y la ansiedad, el cariño. La tersura de su juventud, la belleza de las formas, la agilidad de los movimientos, la fuerza de la naturaleza en cada una de las curvas me llevaba a inundarla una vez más y otra y otra... Frente a su desnudez no cabía razonamiento alguno y frente al ofrecimiento de acogerme...

Al anochecer, salíamos a la plaza a esperar a la madre y hermanos. Nos reíamos viendo a otras parejas besando y acariciándose furtivamente en los escaños menos iluminados.

Duró todo el año escolar, aumentando cada martes en intensidad...

Una noche de noviembre, mientras comíamos, mi papá anunció que lo trasladaban a Punta Arenas. Mínimo dos años y debía estar instalado la primera semana de enero. . Mantuve la indiferencia, pero perdí el apetito.

Indiferencia que no se repitió cuando comuniqué la noticia. Abalanzada sobre mi pecho lloró amargamente mientras clavaba sus uñas en la espalda. Esa pascua y año nuevo fueron espantosos. Los encuentros se convirtieron en lágrimas y la ansiedad en desesperación.

Nada puede ser triste en la vida después de ese último beso, la noche antes de embarcarme.

Al comienzo, llorábamos todos los días escribiendo. Pronto, nos convencimos que la mayor cantidad de palabras no cambiaría la situación final. Así, acordamos que siempre habría una carta en camino, en una dirección u otra. Sin embargo, entre líneas, era posible notar la desesperanza de una situación no tenía desenlace en el mediano o largo plazo.

Un día, la carta que envié fue devuelta al remitente. Me extrañó, porque la dirección iba bien escrita. Volví a escribir y también fue devuelta. Envié 2 o 3 más que siguieron la misma suerte… Dejé de hacerlo y no supe más de ella. Sus recuerdos los guardé, con más de una amarga lágrima, en un espacio no pequeño de mi corazón y la vida siguió su curso...


Ya adulto, después de una estadía en el extremo austral mucho más larga que los dos años anunciados por mi padre, volví a Santiago trasladado por razones profesionales.

Una tarde en un supermercado, doblé en un pasillo con una larga lista de esos productos que los hombres nunca encontramos en las góndolas, menos aún atestado de gente, en víspera de fiestas patrias. Levanté la cabeza y ahí estaba… en el otro extremo, a unos 10 metros de distancia.

Algo más ancha de caderas y con otro peinado, el mismo porte majestuoso, arremolinando las góndolas, los carros, las conservas, botellas y cajas. Frente a mi, miraba para otro lado. Llamaba a alguien en el pasillo lateral… Apareció un hombre, más o menos de mi edad tirando un carro, 2 muchachos veinteañeros y una adolescente. Quedé aún más impactado: la niña era idéntica a su mamá de joven. El tamaño, la forma de su cara, su forma física, el color del pelo y las dos trenzas. Faltaba, sólo, que corriera y me besara…

Algo conversaron, como poniéndose de acuerdo. Era evidente que ella manejaba la situación. Luego, partieron por donde habían venido: primero los 3 jóvenes, después el padre y al final, ella…

Antes de desaparecer tras el extremo de la góndola, me miró… No fue una mirada casual. Ella no movió la cabeza para cualquier lado y se encontró casualmente conmigo. Miró solamente hacia donde yo estaba. Fue una fracción de segundo que nuestros ojos se encontraron.

El más escondido arcón de recuerdos, cerrado con un antiguo y oxidado candado, explotó. Afloraron con la misma intensidad de siempre, sentimientos guardados por más de 25 años. No he vuelto a sentir lo mismo con ninguna otra mujer, desconozco la razón. Tal vez, nuestra adolescencia o su entrega total y gratuita o el compromiso de sentir y hacer sentir todo lo que nuestros cuerpos daban o la ausencia de maldad... Vaya uno a saber...

Quedé paralogizado largo rato. Dos niños que pasaron jugando, me sacaron del aturdimiento. El primer impulso fue partir tras ella y alcancé a dar un par de pasos...

Pero, volví a los cabales, tomé nuevamente el carro y seguí buscando esos productos que mi señora siempre encarga y que son tan difíciles de encontrar…

martes, 8 de junio de 2010

Ochentytanto

- Hola, Mamá. ¿Cómo estás?...No sabes lo que me ha pasado. Todavía no lo puedo creer. ¿Te acuerdas de ese trabajo al que postulé y estuve más de una semana en test, entrevistas y exámenes médicos?

- Si hija, algo me acuerdo. Pero de eso hará más de un mes, ¿no?

- Cinco semanas, para ser exactos. Dijeron que avisarían a quienes siguieran en carrera. Ya había perdido la esperanza, pero anteayer llamaron al celular y me citaron a una entrevista para hoy, a primera hora.

- ¿Y?

- Fui. La entrevista resultó que no era para quienes siguieran en carrera. Era solamente a mi. Yo era la elegida.

- Que bueno, hija. Que maravilloso...

- Si. Y me estaban ofreciendo el trabajo al que postulé. Dijeron que habían visto los antecedentes personales, los estudios, los resultados de los test...

- ¿Viste, hija? El esfuerzo del estudio está dando sus frutos. Todo lo que te sacrificaste sacando el título y después el magíster...Cuanto estudiaste...

- Si, y entonces me ofrecieron ir a trabajar con ellos.

- ¿Y tú que los dijiste?

- Que ya estaba trabajando. Que donde estaba me sentía bien. Que estoy muy considerada dentro de los planes de la oficina y que tenía reales posibilidades de realizar una carrera profesional...

- ¿Eso dijiste? Es como para que te hubieran despedido ahí mismo...

- Lo pensé apenas terminé de decirlo y sentí miedo. Pero, curiosamente, ni se inmutaron. Dijeron que se trataba de una empresa multinacional, con agencias en más de 45 países...

- O sea, son grandes...

- Y espérate..., me dijeron que trabajando con ellos, a partir del tercer año, podía contar con participaciones en los resultados del negocio. O comprar acciones de la Compañía. Que podían ayudar a financiar un doctorado, si tenía atingencia con el trabajo que desarrollaría...

- Pero, y en definitiva, ¿que te ofrecieron?¿Vas a trabajar con ellos?

- Para allá voy...el puesto es una supervisión a todas las sucursales que existen en el país. O sea, mucho viaje. Me reportan todos los gerentes regionales y reporto al directorio. Una tremenda responsabilidad, al más alto nivel. ¿Qué te parece?

- ¿Qué puedo decirte, hija? Me voy a poner a llorar. Ya me cuesta hablar...

- Mamá. No es para tanto. Se trata sólo de un trabajo...Dijeron que el horario es de ocho treinta a diecisiete horas, de lunes a viernes. El sueldo no lo precisamos en detalle, pero calculo entre dos coma cinco y tres veces mi sueldo actual.

- Qué fantástico, hija. Con esa cantidad podrás a corto plazo optar por comprar un buen departamento o una casa.

- Así es, ya hablé con Mike y este fin de semana iremos a mirar departamentos en Manhattan. Son un poco caros, pero él quedará cerca del hospital y yo de mi oficina...

- Y también un auto nuevo y...

- Sí, pero prefiero tomarlo con calma. Todavía estoy shockeada y no logro poner muy en orden la cabeza. Calculo que demoraré un par de días en tranquilizarme y asumir esto en su totalidad...

- Sin duda y no creo que haya mucha prisa al respecto. ¿Cuándo empiezas?

- Bueno..., ellos querían que mañana mismo. Pero, les dije que no podía. Que el puesto que hoy ocupo es de mucha responsabilidad para mandarme a cambiar de un momento a otro. Que lo consideraba poco ético y no deseaba dejar puertas cerradas detrás de mí.

- ¿Y aceptaron?

- Me encontraron toda la razón. Que les dijera cuando podía comenzar. Planteé seguir en el actual trabajo hasta el viernes de la próxima semana, de manera de dar tiempo a buscar un reemplazante y el lunes siguiente estaba trabajando con ellos.

- El viernes de la próxima semana... lunes siguiente... o sea, estamos hablando de...

- Tengo que presentarme a las ocho treinta de la mañana del lunes 10 de septiembre...

- Exacto, ¿y donde queda la oficina?

- En el piso ochenta y tanto de una de las Torres Gemelas.

- Que maravilloso, hija. Se lo contaré a tu padre. No te imaginas lo contento y orgulloso que va a estar... Te apuesto que se lo cuenta a todos sus amigos...

sábado, 1 de mayo de 2010

Dos escenas y una pregunta

Escena 1

Una última mirada al espejo para terminar de convencerse que el vestido negro, ajustado y sin hombros, caía perfecto. Maquillaje y peinado también pasaron el examen. De ahí, al estar, revisando todo. La mesa de grueso cristal del comedor, puesta para dos personas, mostraba copas, cubiertos, loza, ordenados con delicadeza. Dos largas y delgadas velas rojas, que prendió en seguida apagando lámparas, culminaron el ambiente en el elegante departamento del moderno edificio en el barrio top de la ciudad. Sonó el ding dong y ella corrió a recibirlo dispuesta a abrir no sólo la puerta. Ahí estaba. Terno de casimir inglés, corbata de seda italiana, camisa hecha a medida, un caro modelo de reloj deportivo. Alto, esbelto, pelo bien cuidado. Una botella de cara variedad de tinto y un par de docenas de impactantes rosas rojas, en sus manos. En la billetera, generosas tarjetas de créditos…


Escena 2

Tiró un par de leños a la hoguera, preocupada que el fuego no se apagara. A su alrededor, jugueteaban los cachorros. Recogió ramas, restos de comida y otros desechos del suelo de la caverna, ubicada cerca de alguna fuente de agua, con clima benigno y a resguardo de otras inclemencias. Llevaba 3 o 4 días esperándolo y ya empezaba a ponerse nerviosa. Y, casi sin previo aviso, entre los matorrales del linde del bosque, lo ve aparecer. Cubierto de polvo, lleno de magulladuras, pelo y barba desordenados, con su típico taparrabo que casi no tapaba nada y andar a trastabillones denotando profundo cansancio. . Sabiéndose observado, atraviesa los últimos metros con caminar digno y enhiesto. Se para frente a la mujer y, desde su hombro derecho, deja caer una gran pierna de búfalo a sus pies…


La Pregunta

¿En qué se diferencian ambas situaciones?

martes, 13 de abril de 2010

Otoño

El sol continúa su marcha hacia el norte. Los días se acortan, oscurece más temprano y las temperaturas máximas y mínimas disminuyen paulatinamente, a medida que el astro rey se aleja de nuestro hemisferio, hasta el comienzo del invierno, donde habrá alcanzado el Trópico de Cáncer, el punto más lejano de nuestro hemisferio. De ahí, empezará nuevamente su marcha hacia el sur…

A nivel doméstico, que no es tan sideral, ni espectacular, el otoño se hace sentir, en los atardeceres. El chaleco que llevábamos en la mano, “por si acaso”, ya debemos llevarlo puesto. Los sábados en la mañana, en las compras del supermercado, no vemos la colección de bermudas, shorts, camisetas y poleras veraniegas. Aparecen los pantalones largos, zapatillas, mocasines deportivos y los más deportistas, mostrando su nuevo buzo...

Las hojas de los árboles, después de darnos sombra durante el verano, dejan su impronta sobre los prados de parques y jardines, llenándolos de hojas. Y barrerlas antes de las primeras lluvias, se hace una necesidad para evitar anegamientos. Aquí se entiende el por qué del “fall” inglés…

Ausencia de vientos y altos índices de contaminación más una gran nube negra de smog cubriendo la capital, ya forma parte de nuestro folklore. La discusión sobre la restricción vehicular toma cuerpo un año más…

¿Cuántas veces se habrá repetido el mismo fenómeno?...

domingo, 28 de marzo de 2010

La experiencia individual del terremoto

La madrugada del 27 de febrero quedó grabada a fuego en la conciencia colectiva de los chilenos que vivimos en el centro-sur de nuestro país. Y si bien el terremoto fue una experiencia para todos, cada uno internalizó el terror, según que le tocó vivir, el lugar donde estaba, los riesgos que corrió y los peligros a los que se expuso. Pese a todo, debimos seguir adelante, enfrentándonos de rato en rato, a réplicas que ponen, aún, los pelos de punta...

Recién ahora, a un mes de tan brutal experiencia, empiezan a notarse los efectos en cada uno de nosotros, a medida que vamos botando el terror. Tensiones, traumas, stress, llantos y otra variedad de emociones que van apareciendo, a medida que nuestro organismo, y nosotros mismos, vamos volviendo a la normalidad y reequilibrándonos.

Acostumbrados a los movimientos sísmicos, pareciera que no les damos mucha importancia. Además, como la vida no espera, el lunes partimos a trabajar, casi con indiferencia. Pero, no nos engañemos. El grado 8 Richter en la zona central, no era juego. Fue un tremendo terremoto, inmenso, gigantesco. Y, por lo mismo, dar gracias por haber salido bien parado, pensando, paralelamente, todo lo que nos pudo haber sucedido, no es una experiencia para mirarla con indiferencia.

Con el correr del tiempo, esta fecha se incluirá a la de marzo de 1985, a 1971, 65 y varias más, incluida la del 60, formando parte de nuestras conversaciones. Pero el terror de esa madrugada, fue una tremenda experiencia colectiva que sufrimos individualmente...

viernes, 5 de marzo de 2010

Desfile

Las cajas y pitos de los marinos rompían el silencio matutino de cada 19 de septiembre, desfilando por la Alameda hacia el Parque Cousiño. Ensordecía con las trompetas y seguía el compás de la banda instrumental. No perdía pisada al abanderado, a los oficiales y a la gente de mar. Quedaba maravillado con el andar rítmico de su paso gallardo. Los veía tan seguros de si mismos ocupando toda la calle, que, por largo trecho, no me resistía a desfilar tras la última fila de fusileros, como uno más. Sólo que, en vez de fusil, llevaba la mano de mi papá…

domingo, 21 de febrero de 2010

Al rojo vivo...

El partido tenía distintas aristas para sus protagonistas. Unión Española buscaba seguir peleando el primer lugar en la tabla de posiciones. Universidad Católica, en tanto, trataba de romper su racha de 2 derrotas seguidas, previo al partido en el Maracaná, el próximo miércoles, ante Fluminense por Copa Libertadortes.

Desde el comienzo la UC tuvo más la pelota, especialmente entre la mitad y los tres cuartos de cancha, aún cuando el dueño de casa la administraba con mayor soltura y llegando al arco de Toselli con mas peligrosidad e intención que su oponente.

No llamó la atención que Cordero, a los 27 minutos, abriera el marcador para los hispanos, al recibir un centro al segundo palo, de Martín Ligüera. Recibió sin marca, bajó de pecho y el zurdazo fue imparable para el golero cruzado.

Aunque la jugada más relevante del partido fue la expulsión de Miguel Aceval, por parte del juez Pozo. Más ajustada al criterio del árbitro que al reglamento, cambió, a partir de ese momento, la fisonomía del encuentro.

Unión organizó 2 líneas de cuatro y esperó al rival. Católica se adueñó del campo y la pelota, pero llegaba sólo a la entrada del área roja, debatiéndose en la duda de levantar el centro o intentar entrar combinando.

Pero Unión no se dormía. La posibilidad más clara de gol, en la segunda mitad del primer tiempo, la tuvo Ligüera a dos minutos del descanso, pero Toselli alcanzó a arañar la pelota y desviarla al corner.

El segundo tiempo mostró el mismo juego, aún cuando Católica metió a la dueños de casa más cerca de su arco. Pero oportunidades de gol más claras no llegaban. Con su principal mediocampista corriendo treinta metros con la pelota, para terminar en un pase de dos o tres, daba tiempo para que la defensa roja se organizara, tomara las marcas y diluyera los esfuerzos cruzados. Por el contrario, los contragolpes rojos, en los pies de Estévez principalmente, llegaban con mucho peligro al área rival.

A esa altura, Católica debía atacar con todo buscando el empate, pero no podía descuidar la defensa. Unión seguía defendiendo la ventaja, sin grandes sobresaltos, pero, en esas condiciones, hasta un empate podía ser un buen resultado y, por si acaso, no perder las esperanzas de asestar un contragolpe.

A los 87, el gol del empate cruzado, más que una jugada bien hilvanada, salió de un rechazo del arquero Marín que golpeó en la cara de Vranjican que estaba en el área chica, sin marca.

Mucho premio para Católica que no había mostrado un juego tan atildado que hubiera superado a la defensa roja. Poco para Unión que, a tres minutos del final y con un hombre menos durante más de una hora, veía venirse abajo sus aspiraciones de puntear la tabla de posiciones.

Pero no estaba dicha la última palabra: a los 90 segundos de los 4 minutos de descuentos, una carga por la izquierda del ataque rojo, terminó en un centro de Monje, que el "cacique" Medina pivoteó, de cabeza, a Órdenes, quién, frente a una débil marca de Waldo Ponce, saca un zurdazo arrastrado al segundo palo de Toselli, que termina en las redes cruzadas.

Algarabía de los parciales de Unión Española, que en quince días ganaron a Colo Colo y a Universidad Católica. Desazón de los hinchas universitarios, que ya empezaron a pedir la cabeza del Fantasma...

Es sólo un partido...

domingo, 14 de febrero de 2010

Veraneando

Queda escrito que nos despedimos con mi hermano Jaime, que vuelve a Santiago, luego de terminar su período de vacaciones.

Queda escrito que este año coincidimos veraneando en el condominio. No nos vimos mucho, pero no lo necesitamos. A ambos nos basta saber que estamos cerca.

Queda escrito que, toda mi familia pasa el mes de febrero, uno más. en el mismo balneario.

Queda escrito que todo lo que hagamos este año está determinado por la edad de los hijos. Cada año es distinto al anterior, van cumpliendo años.

Queda escrito que tiramos las toallas en la playa, caminamos por la costanera, vimos el subir y bajar de las mareas, sentimos la brisa marina, oímos el graznar de las gaviotas

Queda escrito que los recuerdos de todo lo que hagamos durante este mes, pasará a formar parte de nuestra vida y de los recuerdos de juventud de los hijos...

Queda escrito que podré, entonces, contárselo a mis nietos. Y mis hijos, a su vez, contárselo a sus nietos.

Queda escrito, para la historia de este condominio, que en este departamento, pasamos la temporada veraniega.

Queda escrito que este verano del hemisferio sur, no fue distinto a los millones de veranos que han antecedido y a los que vendrán, salvo porque estuvimos nosotros aprovechando las bondades del clima, al lado del mar...

La pregunta surge impetuosa, agresiva:

¿Dónde queda escrito?

sábado, 6 de febrero de 2010

Conversacion con Felipe

Pregunta mi hijo Felipe como se sabe cuando uno está enamorado.

Contesto que aún la ciencia médica, expertos, estudiosos, tarotistas, visionarios, opinólgos no se han puesto de acuerdo en cómo definir este estado, pero que no tenga miedo, ni se complique: cuando esté realmente enamorado no le cabrá duda.

Me mira como desconfiando.

Efectivamente, le insisto, nadie ha podido determinar, clara y concisamente, que es estar enamorado. Nadie ha podido definirlo. Podemos determinar pérdidas de apetitos, de sueño, ansiedades disparadas, pero estos son síntomas, no definen el problema de fondo.

Así que no puedo responderle esta pregunta a secas, tendrá que esperar a vivirlo y darse cuenta por si sólo.

De manera tal que debemos seguir caminando por la vida, siendo nosotros mismos y, en algún momento, unos ojos, una sonrisa, una figura, un gesto, en fin, son tantas las formas que el amor puede manifestarse y, en menos de un segundo, dejarnos medios atontados con el encontrón que nos pegamos.

Y esto llegará solo. No debemos buscar ni tratar de apurarnos. La ansiedad o la prisa cierran la puerta a estos momentos tan profundos…

Las últimas escenas de la película Bambi explican a cabalidad la situación. El cervato, el conejito Tambor y el zorrillo Flor, deciden caminar por la vida, manteniendo su amistad y vivir juntos nuevas aventuras. Sin embargo, uno a uno, van cayendo, cuando menos lo esperan.

No puedo afirmar que sea siempre recíproco, como se muestra en la película. No existen elementos científicos de prueba que permitan ser tan categórico. Sin embargo, podemos asegurar que, en un gran números de casos, si lo es.

Estas cosas no ocurren porque si o son simple casualidades. Todos vamos por la vida, emitiendo señales de nuestros estados de ánimo. No pensemos que estas emisiones son necesariamente habladas o con carteles indicando que sentimos en ese momento. Por el contrario, muchas veces son absolutamente inconscientes.

Cotidianamente, nuestros conocidos más cercanos, perciben cuando andamos de buen ánimo o deprimidos, mal genios o somnolientos. Así también, indicamos que tenemos vacante una gran capacidad de amar y de compromiso con el otro sexo. Y podemos encontrarnos con muchos representantes del otro sexo que indican lo mismo, pero pasan de largo.

De repente, en el momento más imprevisto, surge alguien y ambas señales entran en consonancia o están emitidas en la misma frecuencia y ocurre lo inevitable.

Por lo mismo, dada la alta probabilidad que sea recíproco, la peor actitud por parte de quienes pertenecemos al género masculino, es no acercarnos y manifestar lo que está pasando por nuestro ánimo. Quedarnos callado, retroceder o desaparecer de la escena sin hacer caso a lo que nuestros sentimientos nos dicen a gritos, cualquiera sea la causa, es una muy desafortunada actitud.

Y podemos dar a conocer nuestro sentir en forma simple y transparente, sin recurrir a ganar una justa, como en Ivanhoe, o matar un dragón, como en un montón de otros cuentos, ni besar a una damisela durmiendo en el bosque ni andar besando ranas en cuanto estanque encontremos para ver cual es la que está embrujada. El asunto es mucho más sencillo.

Pero, cuidado, una vez comunicados nuestros sentimientos, no esperemos que la respuesta sea como quienes pertenecemos al género masculino, daríamos o quisiéramos escuchar.

Por el contrario, la adolescente, la joven o la dama, según sea el caso, nos aceptará, clara y categóricamente, pero respondiendo en su idioma. Y la naturaleza las dota de una y mil maneras distintas para decir “si”.

De ahí en adelante, depende de los protagonistas…

Espero que esta conversación haya servido de algo a mi hijo Felipe y que tenga claro que, después de esto, la historia no termina. Sólo recién comienza…

viernes, 29 de enero de 2010

Antes de asumir

Nuevos aires empiezan a soplar por la Presidencia. Hoy el Tribunal Electoral declaró electo al candidato triunfador en las elecciones del 17 de enero.

La calma ha cubierto la arena política estas últimas dos semanas. Todo está en compás de espera, hasta la asunción del nuevo gobierno. A partir de ese punto, las pasiones volverán a rugir…

Aunque no es para engañarse, soterradamente, la política sigue en ebullición.

Tres puntos quiero destacar de estas semanas.

El primero, son los mensajes que, solapadamente, envía la derecha acerca de volver a la “democracia de los acuerdos”.

En la Cámara de diputados, la Alianza logra la mayoría juntándose con otras fuerzas. En el Senado, directamente, son minoría. Todas las leyes que el Gobierno quiera despachar, deben pasar por este filtro, obligatoriamente.

Hablar hoy de “democracia de los acuerdos” es tratar de arrastrar a la Concertación a un punto tal como devolverle la mano a la derecha, por todas aquellas leyes que apoyaron en tiempo de Aylwin. Es tratar que la Concertación en pos de este acuerdo, de luz verde a cuanto proyecto envíe el gobierno, sin entrar en profundidades. Es tratar de pasar por alto que son minoría en el Senado. Es ponerse el parche antes de la herida…

En pos de la verdad, la UDI tuvo un gran gesto hacia la Concertación cuando la Democracia Cristiana inscribió erróneamente sus candidatos a parlamentarios. El Congreso debió despachar, en forma urgente, todas las leyes necesarias para ampliar los plazos y así poder competir todos los partidos políticos. La Alianza concurrió con sus votos para solucionar un problema del cual no tenía arte ni parte. Longueira tuvo una destacada participación en pos de solucionarlo y, como corolario, le costó la presidencia de la DC a Ricardo Hormazábal…

Podemos mencionar otras leyes, tal vez no tan llamativas, pero que siempre contaron con la aprobación de los votos parlamentarios de la derecha.

Sin embargo, pese a toda la “democracia de los acuerdos”, la Alianza nunca prestó sus votos para aquellas leyes que pondrían en peligro su poder político. Varios proyectos para terminar el sistema binominal han sido presentados por los gobiernos concertacionistas. Todos fueron rechazados por la oposición. En este punto la “democracia de los acuerdos” no ha existido nunca, no se ha dado el brazo a torcer, ni siquiera el asunto se conversa.

El mismo camino siguió el proyecto del derecho a voto de los chilenos en el extranjero.

Tampoco prestó sus votos para la “píldora del día después”. Recurrió al Tribunal Constitucional e hizo todo lo posible para impedir dicha ley.

En otras palabras, la “democracia de los acuerdos” tenía un límite y bastante cercano…

¿Ese mismo límite, u otro más lejano, sigue vigente para la oposición que haga la Concertación o, por el contrario, en pos de los “acuerdos”, deben aprobarse todos los proyectos de ley con que el Gobierno entrante intentará marcar el paso?

Y esto nos lleva al segundo punto…

Al día siguiente de la elección presidencial, aparecieron dirigentes empresariales hablando de rebajar el salario mínimo y “flexibilizar el mercado laboral”.

Recordemos que cuando la derecha habla de “flexibilizar el mercado laboral” se refiere directamente, y sin ambages, al término de la indemnización por años de servicios, definida en el artículo 163 del Código del Trabajo.

Durante la campaña presidencial, el candidato de la Alianza siempre respondió el tema con evasivas y, hasta, donde pudieron, lo sacaron de la agenda. La Concertación y su candidato no tuvieron la fuerza para insistir en este tema, como punto débil de la candidatura que, a la postre, resultó ganadora.

Al día siguiente de la segunda vuelta, aparecieron conspicuos dirigentes gremiales empresariales lanzando dardos contra dicha indemnización. Con el transcurrir de los días, este clamor, que empezó tímidamente, ha ido tomando vuelo y ya se habla desembozadamente del tema.

Coinciden, los que se sienten con autoridad sobre el tema, que esta indemnización debe terminar, aumentando el seguro de cesantía que cubre a los trabajadores que quedan cesantes. Olvidan que ambas figuras son esencialmente distintas.

De hecho, parte del seguro de cesantía, lo paga el mismo trabajador y los subsidios son particularmente menores que cualquier indemnización. La indemnización, por su parte, es de cargo de la empresa, lo que molesta a los empresarios, sus montos son mayores y no se trata de un subsidio, sino una vuelta de mano por los años que el trabajador aportó al engrandecimiento de la empresa.

¿Cuándo el nuevo gobierno, presente este proyecto de “flexibilización laboral”, la Concertación, y en especial la DC, deberá dejarlo pasar, en atención a la “democracia de los acuerdos”?

Por último, como tercer punto, indiquemos que la última vez que se habló de fraude electoral, fue en las parlamentarias de marzo de 1973. Desde entonces, en ningún otro proceso eleccionario, incluido el plebiscito de 1988 y descartados la consulta de 1978 y el plebiscito de 1980, porque aunque tengamos sentido del humor debemos analizar en serio, no volvió a hablarse de fraude.

Recordemos que en la elección citada, la Confederación por la Democracia y la Unidad Popular llegaron prácticamente empatados al resultado final, con leve ventaja para la Confederación. La derecha alzó la voz diciendo que, el resultado final, sólo podía ser producto de fraudes por parte del gobierno de la época. Se presentaron escritos ante los tribunales de justicia para investigar estos hechos. Nunca se llegó a resultado alguno…

Pudimos leer en algunas entrevistas, a raíz de la última elección presidencial, declaraciones de nuevas figuras públicas reconociendo su miedo ante posibles fraudes en el resultado del 17 de enero.

Históricamente, en Chile, orgullosos de nuestra democracia representativa, nos reímos de aquellos procesos eleccionarios donde, al momento del escrutinio, se perdían votos, se robaban urnas o se atentaba contra los electores. Se trataba, sin duda, de repúblicas “bananeras”

¿Estaremos llegando a lo mismo en Chile?

lunes, 25 de enero de 2010

Todo un choque...

Figuraba yo detenido en una luz roja de Apoquindo, una primaveral tarde, poco antes que oscureciera.

Sin previo aviso, gran estruendo de choque de latas, vidrios rotos, una violenta sacudida, las cosas sobre los asientos caen al suelo y mi cabeza baila sobre el cuello. Seguido todo de gran silencio.

Claro, hice lo que habría hecho cualquiera. Bajé medio shockeado, a evaluar daños y discutir con el otro conductor. Focos rotos, tapabarro trasero derecho abollado (debe haber rebotado en el neumático, me digo), maleta descuadrada. Afortunadamente, el vidrio trasero y los laterales resistieron el impacto.

Doy vuelta hacia el otro auto. Al instante, se abre la puerta del conductor y se baja...se baja...se baja...

¿Cómo se los explico?

Coincidamos en lo siguiente: cuando uno descubre que las mujeres no son solo esos seres parlanchines y bulliciosos que visitan la casa para tomar once con la hermana, empieza a soñar con la niña ideal de su vida. La modela, le hace ajustes y, sobretodo, sueña con ella. La hace objeto de todos sus anhelos, ambiciones, expectativas. En la Universidad, gracias al mayor contacto con nuestras compañeras ampliamos el horizonte femenino y adquirimos más experiencia Así, el ideal adquiere características que antes ni siquiera imaginábamos. Rasgos, formas, conductas, tamaños, textura. Sólo queda rogar al Cielo que exista y encontrarla...

Bueno..., justamente ella bajó del otro automóvil.

Quedé embobado. No puede ser, existe..., Dios mío, existe...

Se acercó. Miró los daños de ambos vehículos y dijo que no me preocupara, que tenía seguro...Se movía con desplante, manejaba la situación. El pelo caía sobre los hombros. La cara parecía hecha para destacar esos ojos maravillosos, la nariz apenas respingada y esa sonrisa que me dio ánimos para levantarme, imaginándola, e ir a clases tantas, tantas mañanas...

Me costaba respirar. No pestañeaba. El corazón latía entre el cuello y los tobillos. ¿Articular palabra? . De adonde...

Calló... Imagino, esperando una respuesta mía. Pero era imposible...Sólo la miraba.

De improviso, llevó ambas manos a la cara y empezó a sollozar...Que va a decir el papá...(Soltera, creo que pensé), me va a retar... Seguía mirándola...



A poco, el llanto terminó. Se plantó frente a mí, La mirada me atravesó el cerebro, más allá de la nuca. Era unos 10 centímetros más baja. La cara mostraba la huella de las lágrimas. Sus brazos en jarra destacaban los hombros desnudos, que hubiera besado ahí mismo, la cintura y la curva de las caderas. La minifalda, sobre las rodillas, hacían ver piernas firmes y bien torneadas.

A esa altura, no podía cerrar mi boca, hilvanar un pensamiento, mirar hacia otro lado. No podía sacar los ojos de ella. Estupefacto, era incapaz de reacción alguna. Increíble. Cuantas noches me dormí pensando en ella. Imaginaba su cara como protagonista de algún libro o película. Deseaba su compañía en las puestas de sol en el mar, durante los veraneos o cuando escuchaba alguna canción romántica.

Ahora la tenía al frente, a escasos centímetros... Y estaba paralizado.

Frunció el ceño y empezó a hablar fuerte, casi gritando. Los hombres creíamos que manejaban mal, que yo pensaba echarle toda la culpa, que no iba a aguantarlo y, ¿sabís que más?, chao...

Dio, furiosa, media vuelta. El ruedo de su minifalda abofeteó mi cara. Subió al auto, cerró con un portazo, giró las ruedas y, rauda, salió por la otra pista. Dobló en la primera bocacalle que encontró y dejé de verla.

Las bocinas y gritos de los automóviles atascados por el mío, hicieron que volviera a la realidad. Subí al vehículo y partí a casa. No les cuento la sonajera que llevaba.

Evitaré entrar en detalle que pasó con mi familia. Sobretodo que en la emoción, no pregunté nombre, no anoté la patente, ni siquiera me fijé en la marca. Solo recuerdo que era de tamaño mediano y tal vez negro o azul.

Han pasado más de dos meses...Durante todo este tiempo, gracias a que mi mamá aceptó quedar de peatón, he manejado mirando a cuanto automóvil de tamaño mediano, negro o azul, pasa cerca. Me detengo en todos los estacionamientos públicos, en los malls, en la Universidad. Incluso, todos los días, media hora antes de la hora del choque, me paro en la misma esquina hasta que oscurece. Buscándola.

Mis amigos se ríen desembozadamente. Dicen que es puro cuento, que lo soñé. Y he llegado a pensar que efectivamente lo soñé, que no es cierto. Pero cuando recuerdo los comentarios de mi papá por la facturita que le pasó el garage, queda clarísimo que ella existe...

miércoles, 20 de enero de 2010

Arancel Universitario

Debido a un proceso de admisión especial, mi hijo Felipe de 20 años, quedó aceptado en Ingeniería Civil, en la Universidad Católica (PUC).

Presenté todos los papeles pertinentes y quedó matriculado como alumno regular. El derecho de matrícula fueron noventa y tres mil pesos.

La colegiatura anual, pagadera en 10 cuotas mensuales y sucesivas, asciende a cuatro millones y medio de pesos al año. O sea, cada cuota es de 450 mil pesos.

La PUC es una institución educativa que presta un servicio. Ella es dueña de cobrar por dichos servicios, lo que estime conveniente y puede considerar, para fijar los montos, las variables que estime conveniente conjugar. Es un derecho que nadie puede discutirle.

Sin embargo, creo que el problema va más allá y no afecta sólo a la PUC, también podríamos incluir a la Chile y aquellas otras universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, que cuentan con una gran demanda de matrículas.

¿Qué pasa con los hijos de aquellas familias que no cuentan con recursos propios para financiar estos aranceles?

Existen becas y créditos, algunos más blandos que otros, además las casas de estudios premian a los mejores alumnos de cada promoción con porcentajes de rebaja. ¿Llegarán a ser, en el caso de las carreras más caras, los alumnos con beca o con crédito fiscal o bancario, una mayoría dentro de toda su escuela? Los más probable es que no.

¿Cómo podría acceder a una carrera, con los valores ya citados, de cualquier universidad, un alumno perteneciente a una familia cuyos ingresos sean menores que la cuota mensual del arancel? ¿Bastará con optar a una beca o algún crédito?

Me da miedo profundizar la respuesta. Temo que no me guste…

domingo, 10 de enero de 2010

La última semana

A una semana de la segunda vuelta de la elección presidencial, parafraseemos a Julio César y digamos: Alea jacta est…

No es dable pensar que aún queden electores dudando sobre que hacer con su voto. Y si quedaran, debe ser una cantidad mínima…

Quienes marcaron su voto a favor de Frei o Piñera, volverán a hacerlo. El problema, la duda, es que harán quienes marcaron a MEO como su preferencia.

¿Existirá una gran masa que se traspasará a Frei que le permitirá ganar a última hora, “por nariz”?. ¿O una masa crítica devendrá a la candidatura de la Alianza y permitiendo, en fallo fotográfico, ganar a Piñera?

Difícil saberlo. Recién el martes, se conocerá una encuesta a nivel nacional y realizada por una empresa cuya directora es simpatizante DC.

Otro fuerte sector del electorado, también, puede tener algo que decir: los indecisos, los que votaron en blanco o nulo. En la elección presidencial más reñida desde 1970, pueden sentirse, en segunda vuelta, a tomar una opción sobre algún candidato como “mal menor” o “por el cambio”. Y, en llegada estrecha, no se necesita un porcentaje muy alto de esos votos, para tener alguna ingerencia en el resultado final.

Paradojalmente, el único que votó por MEO y aún no compromete su voto, aún tratando de sacar alguna ventaja en la segunda vuelta, es él mismo. Falta de compromiso que no han mostrado sus partidarios, quienes, con mayor o menor dignidad, han optado por unas de las dos candidaturas en juego. ¿Cuáles son sus opciones? Primero, callar, si es que sabe hacerlo. Corre el riesgo que si la Concertación pierde, se transformará en el Cura de Catapilco del siglo XXI. Segundo, optar por la candidatura de derecha. Para esto, su vuelta de carnero debería ser mayor a la del senador ariqueño o del ex candidato a alcalde por Santiago y terminaría, codo a codo, con los partidarios del gobierno que asesinó a su padre. Tercero, si opta por Frei, debería ser su opción natural, y la Concertación no gana, quedaría demostrado, esta vez fehacientemente, que no tiene manejo alguno sobre sus electores…

¿Cómo entran mañana, ambos candidatos, al debate?

Piñera sabiendo que tiene, aparentemente, la opción más clara de ganar el domingo 17. No puede descuidarse y dejar un flanco expuesto a un ataque frontal de Frei que le pueda hacer tambalear su sitial. Difícil. Más probable es que sus puntos pendientes le jueguen en contra: Primero, los nervios, el error involuntario, el pánico escénico que ya ha mostrado y que le lleven a decir o hacer algo que se le vuelva en contra. Segundo, no se ha desprendido de sus empresas. Sin duda, está esperando el resultado del domingo para hacerlo o no. Pero, ¿no habría sido más ético haberlo hecho antes?

Frei entra, aparentemente, sin nada que perder. Sabe que debe remontar. Sabe que debe recurrir al alma más profunda de todos quienes, alguna vez, votaron por candidatos de la Concertación. Sabe que debe llamar a aquellos partidarios por el cambio que, teniendo en cuenta que la Concertación pudiera no haberlo hecho tan bien, saben que la derecha no es garantía de hacerlo mejor. Y, tal vez debería llamar a Arrate como asesor y que éste le indique como lo hizo en el primer debate televisivo.

Todo lo anterior, especulaciones.

viernes, 1 de enero de 2010

Dos escenas y una pregunta

Escena 1

Una última mirada al espejo para terminar de convencerse que el vestido negro, ajustado y sin hombros, caía perfecto. Maquillaje y peinado también pasaron el examen. De ahí, al estar, revisando todo. La mesa de grueso cristal del comedor, puesta para dos personas, mostraba copas, cubiertos, loza, ordenados con delicadeza. Dos largas y delgadas velas rojas, que prendió en seguida apagando lámparas, culminaron el ambiente en el elegante departamento del moderno edificio en el barrio top de la ciudad. Sonó el ding dong y ella corrió a recibirlo dispuesta a abrirle no sólo la puerta. Ahí estaba. Terno de casimir inglés, corbata de seda italiana, camisa hecha a medida, un caro modelo de reloj deportivo. Alto, esbelto, pelo bien cuidado. Una botella de cara variedad de tinto y un par de docenas de impactantes rosas rojas, en sus manos. En la billetera, generosas tarjetas de créditos…


Escena 2

Tiró un par de leños a la hoguera, preocupada que el fuego no se apagara. A su alrededor, jugueteaban los cachorros. Recogió ramas, restos de comida y otros desechos del suelo de la caverna, ubicada cerca de alguna fuente de agua, con clima benigno y a resguardo de otras inclemencias. Llevaba 3 o 4 días esperándolo y ya empezaba a ponerse nerviosa. Y, casi sin previo aviso, entre los matorrales del linde del bosque, lo ve aparecer. Cubierto de polvo, lleno de magulladuras, pelo y barba desordenados, con su típico taparrabo que casi no tapaba nada y andar a trastabillones denotando profundo cansancio. Sabiéndose observado, atraviesa los últimos metros con caminar digno y enhiesto. Se para frente a la mujer y, desde su hombro derecho, deja caer una gran pierna de búfalo a sus pies…


La Pregunta

¿En qué se diferencian ambas situaciones?

Bienvenidos

Todas las ideas, opiniones, comentarios sobre los temas aquí tratados son bienvenidos...