sábado, 26 de noviembre de 2011

Órdenes cumplidas...

Al teniente Krasnoff le dieron una destinación en el ejército: lo mandaron a la DINA. En términos de posibles destinos, era uno más.

Y el teniente Krasnoff no lo hizo mal. Cumplió a cabalidad sus obligaciones, fue muy eficiente y no rehuyó su trabajo. Se preocupó de ser un buen oficial, de manera tal que sus superiores se sintieran satisfechos con su labor. Aspecto, este último, muy importante a la hora de querer ascender dentro de alguna rama de las Fuerzas Armadas.

El único problema es que su tarea era torturar y asesinar prisioneros en la DINA.

En la soledad de su celda, el otrora eficiente oficial, debe tratar de entender por qué debe cumplir esa pena, dado que sólo se limitó a cumplir, plenamente, con una tarea que le encomendaron para mayor gloria del ejército al cual juró servir. No debe entenderlo dado que sólo se limitó a cumplir órdenes.

Cabe preguntarse, en este punto, si quienes le dieron esas órdenes, también están encarcelados cumpliendo alguna condena. Y también cabe preguntarse si aquellos que emitieron las órdenes, fueron todos militares…

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