domingo, 15 de marzo de 2015

Prisión Preventiva



Siempre me ha llamado la atención, el esfuerzo que hacen los abogados defensores de un acusado ante los tribunales, por sacarlo de una detención preventiva, mientras dura la investigación.

Pienso que sería más productivo dedicar esos esfuerzos a preparar una muy buena defensa, que logre dejar al acusado libre de todo cargo. Sin embargo, insisten en presentar recursos a los tribunales para revisar, hasta donde se lo permita la ley, la prisión de sus defendidos y cambiarla por un arresto domiciliario o una libertad después de cancelar alguna fianza.

Es muy fácil, sin duda, meditar sobre la prisión preventiva sentado frente a la pantalla del computador. Otra cosa muy distinta, es estar dentro de una celda, en un centro de detención, viendo pasar los minutos horas y días, privados de uno de los bienes más preciados por el ser humano: la libertad.

Por esta misma razón, todo aquel que atraviesa la reja de la celda, interrumpe todos sus ciclos mentales y desarrolla uno solo: salir de ahí lo antes posible y valiéndose de cualquier medio.

No importa la calidad de la cárcel en la cual se encuentra. Puede tener muchas comodidades o ser más rústica. Tal vez, más flexible que rígida, con más o menos medidas de seguridad. Pero, el detenido deberá adaptarse al régimen que le impongan, deberá seguir los horarios, alimentarse con la comida que le pongan por delante, compartir baño, desvelos y angustias con su compañero de celda…

Capuchinos satisfizo, en Chile, hasta su incendio, la necesidad de un recinto de detención para detenidos acusados de crímenes sin sangre. Tenía comodidades, hasta dónde era posible, que no se encontraban en cárceles comunes.

Incluso, he conversado con amigos que, alguna vez, pasaron una temporada dentro y todos ríen cuando lo recuerdan. Cuentan anécdotas, sucesos, conversaciones, todo en un recuerdo hasta jocoso.

Sin embargo, no se cuenta que, al momento de ver caer el sol, la melancolía y la nostalgia por estar libres, en sus casas y reunidos con sus familias, invade, invariablemente, hasta lo más profundo de cada uno.

Es un día más que se va, estando ausente del mundo. Es un día más en que la historia pasó frente a la puerta del centro de detención, pero no se detuvo, siguió de largo. Es un día más, que al poner la cabeza en la almohada, con la luz apagada por los guardias, hay que dormir sin haber besado a sus hijos, o abrazado a su esposa…

Así, se entiende que la preocupación de sacar a sus defendidos de una detención preventiva, sea primordial para los abogados…

En definitiva, aunque sea de oro, la jaula, sigue siendo jaula…

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