sábado, 19 de marzo de 2016

Violación y aborto



Un hombre nunca podrá ponerse en el lugar, ni podrá imaginar los sentimientos o emociones que tiene una mujer que ha sido violada y que, produzco de esa violación, ha quedado embarazada.

Desde el punto de vista masculino, todo lo que podamos decir al respecto, no pasan de ser discursos académicos o planteamientos escuchándose más a si mismo que al resto o la necesidad de fijar posiciones. Podremos solidarizar con ella, respaldarla o denostarla, pero sin imaginar lo que todo eso significa.

Porque, claramente, la única que vive plenamente el día a día, minuto a minuto, el momento, que soporta el recuerdo de lo vivido y la angustia por el futuro, es la mujer que ha sido vejada. Todo lo demás está, definitivamente, de más.

Una ley que prohíba el aborto en esas circunstancias, es decirle a la mujer que debe asumir todo lo que la vida le traiga, aunque ella no lo pidiera, ni deseara. Qué deberá tener a su hijo, darle las condiciones para que crezca, alimentarlo, educarlo y soportar todos los costos económicos, sociales, familiares, emocionales, por si sola y sin que la sociedad mueva un dedo por ayudarla.

De las tres causales que invoca la ley que se está discutiendo en el parlamento, actualmente, esta causa es la única que asegura  que la mujer protagonista, estará siempre sola frente a su conciencia. En las otras, peligro de la madre e inviabilidad fetal, podrá existir, eventualmente, una pareja que comparta la decisión. La mujer violada no tiene quien la contenga, frente a su embarazo.

Nunca he tenido participación alguna, ni directa o indirectamente, en la decisión de efectuar un aborto. Y ojalá que la vida no me ponga en esta situación. La encuentro dramática, destructiva, aniquilante. Todo mi ser se rebela frente a al hecho.

Pero, si una mujer, en la situación descrita, toma la decisión de abortar, no la condeno. Tampoco existe una manera que yo pueda entender el proceso que seguirá su conciencia. Coincidamos, eso sí,  que en ningún caso saldrá limpia.  Pero respetaré su decisión, aún cuando no la comparta. 

Tal vez, le solicitaría que denuncie el hecho. Que haga lo posible para que el causante de su drama, pague. Que se haga justicia por ella y por el niño que no nacerá.

Que tremenda situación…

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