martes, 25 de octubre de 2016

¿Cuál triunfo?¿Cuál derrota?

El Mercurio menciona un nuevo análisis de interpretación de las elecciones de alcaldes, al señalar que Chile Vamos, gobernará más habitantes que el oficialismo. Un nuevo sistema, pensando en demostrar que la Derecha fue amplia ganadora del proceso eleccionario.

Si, a esto añadimos la celebración, con Piñera incluido, primero en el comando de Matthei y, posteriormente, en el de Felipe Alessandri, en horario Prime, por supuesto, sin duda pareciera que Chile Vamos, ganó en toda la línea y que fue un desastre para la centroizquierda.

Al momento de analizar los resultados de esta elección, debemos dejar de lado, al ambiente triunfador que mostró la derecha, con los triunfos en Providencia y Santiago. Comunas importantes o emblemáticos, sin duda, dentro de todo el contexto, pero ¿bastan para sentirse vencedor? ¿O son sólo escaramuzas dentro de la batalla electoral de todo el país?

Porque, si comparamos votos, a nivel nacional, en la elección de alcaldes, tenemos:


Chile Vamos:      
1.827.815
38.45%
Nueva Mayoría:
   1.761.062
           37,05%


La diferencia es de 1,4%, menor que cualquier error muestral. Claramente, nadie puede sentirse vencedor o con el triunfo en el bolsillo, con una abstención del 66% y pensando en las presidenciales de diciembre de 2017, con esta diferencia.

Sobre todo, comparando, de la misma forma, los resultados de la elección de concejales, a nivel nacional:


Chile Vamos:       
1.794.792
           39,48%
Nueva Mayoría:  
2.140.733
            47,10%


Y aquí la diferencia es de 7.62%, por lo menos, mayor que un error muestral, a favor de la Nueva Mayoría, lo cual le asegura el triunfo a cualquier candidato de la centroizquierda.

No podemos dejar de preguntarnos, entonces, cuando Piñera hablaba para la tele, en el comando de Matthei o de Alessandri, ¿en cuál de los dos resultados se basaba para sentirse tan victorioso?  Claramente, la actitud de triunfo, parece ser más un recurso de marketing, que la certeza de haber ganado inobjetablemente, esta elección.

Más aún, si consideramos que cuando Hernán Larraín hablaba, no dijo ni una palabra de la pérdida de la alcaldía de Valparaíso, en manos de un desconocido candidato de 31 años, ni tampoco que la fuerza del clan Rysselberghe, no pudo recuperar la alcaldía de Concepción que se mantuvo en manos del candidato DC. Y a mayor abundamiento, en Recoleta, Jadue, comunista, perverso, ateo y materialista, le ganó en lucha directa al candidato UDI, fiel representante de la cultura cristiano occidental, con más del 50% de los votos.

Ni Renovación tampoco comentó la caída de Luis Plaza en Cerro Navia, donde se postulaba para su tercer período.

Pero esto no permite que la Nueva Mayoría pueda sacar cuentas más alegres o siquiera respirar más aliviada.

La pérdida de Santiago y Providencia son hitos que deben hacer reflexionar respecto a las causas que motivaron estos resultados. Las reflexiones deben ser a nivel de NM y a nivel interno de cada partido involucrado a través de los candidatos. Desconozco las internas en Santiago y Providencia, pero está claro que faltó más apoyo, más sonrisas, más campaña y menos abstención. Fueron candidaturas que no lograron sumar más votos, más electores. El análisis da para mucho más que para estas líneas.

Un párrafo aparte, para la DC y la pérdida de las alcaldías de Maipú, La Reina y Macul. Los tres alcaldes derrotados son DC. En Maipú, incluso, se produjo una pelea que abarcó sólo a democratacristianos. El alcalde en ejercicio, decidió descolgarse porque el partido no quiso postularlo, dado que estaba formalizado en una causa judicial y el partido llevó otro candidato. El resultado fue que ganó Kathy Barriga, de Chile Vamos, nuera de Lavín, con el 36% de los votos.

En La Reina y Macul no se hicieron primarias. En La Reina, los descolgados sumaron 6 mil votos y Donckaster se perdió sólo por 600. En Macul, Puyol perdió después de 20 años de alcalde, en manos de otro descolgado que ni siquiera él tiene claro si apoya a la NM o al Chile Vamos.

Duro golpe para la DC (¿dónde hicieron mal las cosas?), que aún sigue siendo el partido mayoritario de la NM, aunque el tercero en votos a nivel nacional, después de RN y la UDI.

La dispersión y la abstención fueron protagonistas en el resultado final de la NM. Los resultados de la NM, fueron los siguientes:

Concejales
2.140.733
Alcaldes
1.761.062

La NM recibió 379.671 votos más para Concejales que para Alcaldes. O sea, en el camino de Concejal a Alcalde, se dispersaron el 17,7% de los votos para Concejales. El 2012, esta dispersión fue de 9,4%.

Aquí están los votos de Vittori en Maipú, el hijo del “Choro” Soria en Iquique, Sharp en Valparaíso, Morgado en Macul y varios más cuyos electores, sin duda que, para concejal, votaron por candidatos de la Nueva Mayoría.

Con esta dispersión, si la elección hubiera sido la primera vuelta de una elección presidencial ganada por la NM, al candidato le faltaría tiempo para negociar con todos los movimientos, supuestamente más a la izquierda, y conseguir su apoyo en la segunda vuelta.

Y la abstención, para alcaldes, la NM tuvo una menor votación de 624 mil votos, en relación a los obtenidos en la elección de 2012 y 492 mil, en la elección de concejales.

Lo curioso del caso es que estos votos no emigraron para otras coaliciones, partidos o movimientos, sino que se quedaron en sus casas. La NM no fue capaz de motivarlos a concurrir a las urnas. No fue capaz de demostrar a quien favorece directamente, la abstención. Por el contrario, es dable pensar que, si la elección hubiera sido dos semanas después, estas cifras hubieran aumentado.

¿Qué hacer para adelante? Claramente, no más de lo mismo. Aunque la NM aún supere a la derecha voto a voto.

Una severa autocrítica que abarque a los partidos y al Gobierno. Tan profunda, que permita partir casi de cero, reencantando a los electores como una manera de rebajar la abstención.

Generar dentro de la NM, un movimiento que tenga la mística de la Patria Joven, el entusiasmo de la campaña del NO y un candidato que culmine su campaña en el Parque O´Higgins, con un discurso que termine diciendo “Uds. son la patria, gracias a Dios…”

Soñar no cuesta nada… Son sólo escaramuzas de una batalla electoral, cuya guerra finaliza en la presidencial del próximo año…


Estamos en el mismo punto que Julio César, antes de cruzar el Rubicón, o sea, la suerte aún no está echada…

domingo, 9 de octubre de 2016

Vaya a votar

En dos semanas más, se realizan las elecciones de Alcaldes y Concejales. Específicamente, este proceso se distingue por la cantidad de partidos que se enfrentan y la cantidad de postulantes que se presentan, desde la vuelta a la democracia.

Pero, tal vez, la característica más relevante de este proceso eleccionario, es el vaticinio, generalizado, de la abstención. 4 Años atrás, en la elección precedente, la abstención fue más de 40%. En la segunda vuelta presidencial del 2014, entre Bachelet y Matthei, no votó el 58.02% de los inscritos. Con estos antecedentes, los vaticinios, parecen tener algo de fundamento.

Es fácil buscar causas de esta abstención. La primera de ellas, fue el cambio de voto obligatorio a voluntario. En este momento, nadie concurre obligado a las urnas. Claramente, la comodidad, muchas veces, es más fuerte que el compromiso ciudadano.

La propaganda callejera, restringida a partir de la última modificación a la ley con respecto a los aportes privados y anónimos, no logra crear un ambiente pre eleccionario, que llame a no permanecer indiferentes.

Otra causa, sin duda, obedece al triste papel que, variados políticos, han representado frente a los aportes que recibían de la empresa privada.  No sólo fueron grandes sumas, sino que, incluso, es dable pensar que, en más de un caso, esos dineros no se aprovecharon sólo en campañas políticas. Resulta chocante, sin lugar a dudas, que un candidato tenga tejado de vidrio, en el sentido de haber estado involucrado en alguna de estas situaciones o que esté formalizado por los tribunales de justicia y hoy, aparezca solicitando que voten por él.

Coincidamos que esta situación que mancha a la clase política, no los ensucia a todos. Sin lugar a dudas, quienes no tienen de que avergonzarse, son mucho más numerosos, hacen su trabajo cotidiano, con toda dedicación y honorabilidad.

También ayudan a la abstención, aquellos sectores que, claramente, hacen una campaña de desprestigio a toda la actividad política. No hacen distingo de color, ni de actitudes. 

No hacen diferencias, todo es malo, sucio, chueco u oscuro. Escuchando o leyendo estas críticas, es inevitable preguntarse si no existe algo más orquestado, detrás. Algo así como una campaña para que vote la menor cantidad de electores. Parece extraño que alguien jugara a sentirse favorecido con una mayor abstención, pero tampoco llaman a concurrir con su sufrago. No podrían hacerlo, sería una tremenda contradicción, después de ver como denuestan a la actividad política.

Aquí, es preferible especular sobre una abstención sólo del 20% a una abstención más baja de lo que ya hemos tenido. Esto, dado que el aumento de los votantes, traería consigo, resultados que no podemos prever. Claramente, el aumento de votantes involucrará gente joven, en su mayoría. No puede saberse como lo harán, a quien preferirán, para cual lado se inclinarán.

Entonces, es dable pensar que, dado este nivel de votación, las caras, inexorablemente, cambiarán. Aparecerán nuevos dirigentes, nuevos líderes, más jóvenes, más transparentes, menos enviciados.

Esta vez a nivel municipal. Solo Alcaldes y Concejales. Pero, la próxima vez, puede ser para renovar la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. Sobre todo, ahora que la próxima elección parlamentaria, irá sin binominal, sino con cifra repartidora.

Así que, entonces, el día de la elección, debemos ir a votar. Tengamos claro que lo importante de nuestro voto, no es a quien elija, sino que sea emitido. Así estaremos presenciando el maravilloso espectáculo de la democracia representativa.

Si con todo, no concurre a las urnas, si prefiere quedarse sentado viendo una película en el cable que ir a votar, no tendrá, posteriormente, derecho a reclamar… Porque la oportunidad se le dio y usted la desaprovechó…

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