Aún no se acallan los ecos de la tanda de penales entre Chile
y Argentina, en al final de la Copa América Centenario. Durante toda la semana,
ocuparon titulares y páginas de los periódicos y largos minutos de los noticiarios
televisivos. Dejó en segundo plano a la política, farándula, telenovelas y todo
aquel hecho que habría ocupado alguna primera página o algún titular en la
tele.
El fútbol se ha estudiado desde el punto de vista sociológico,
sicológico y varios otros más, pero no se ha llegado a conclusiones definitivas
o universales. Es un juego, sólo un juego, pero que abarca muchos aspectos de
la sociedad. Sirve como desahogo social. Es cosa de preguntarse cuanta tensión
social, se descarga al celebrar un gol de la selección.
El hincha desarrolla un sentimiento de pertenencia hacia la
institución por la cual va al estadio, sufre, grita, se alegra, se entristece,
pasa rabias. Pero evita la marginalidad, saltando en el tablón con otras
personas que llegan, también, a ese punto, no importa si por cual motivación.
También desarrolla una
identificación con el equipo de sus amores, al punto de decir ganamos o
perdimos. Él también contribuyó al triunfo. Tal vez no chuteando la pelota,
sino alentando desde la galería. Y ese esfuerzo le da derecho a incluirse en el
resultado.
El torneo al cual nos referimos, fue ganado por un equipo
formado por una selección elegida entre todos los jugadores profesionales
chilenos. Y son estos jugadores, que participaron en todo este proceso, los únicos
que, en definitiva, logran ganar algo, puesto que, al ser profesionales, no
juegan gratis.
Pero todo el país, la prensa incluida, no considera que ganó
una Selección Chilena de fútbol, sino que ganó “Chile” y todos nos sentimos
participantes de este triunfo.
La FIFA, organismo mundial que regula este deporte, tiene más
países asociados que la ONU y mueve una cantidad de dinero, superior al PIB de
muchos de los países que la integran.
Este último tiempo, hemos sido sorprendidos por las acusaciones
de corrupción, en los más altos niveles de la organización. Varios ex
dirigentes de la CONMEBOL, mandamás sudamericano, están presos en Nueva York,
acusados de lo mismo y esperan juicio.
Sin embargo, esto no detiene el juego, ni disminuye la pasión
de los hinchas, por el contrario. Semana a semana, se ven estadios llenos y una
gran cantidad de partidos transmitidos por la televisión. No debe haber minuto
alguno que, durante un sábado o domingo, al menos un canal, no esté
transmitiendo un partido de fútbol.
Y el día lunes tiene otra cara, otra luz, otro ánimo, cuando
nuestro equipo ha ganado. Sobre todo cuando le ha ganado al equipo de nuestro
jefe, socio o compañero de oficina…
En definitiva, si el equipo que yo apoyo, gana o el equipo que
yo apoyo, pierde, sigo siendo el mismo…
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