En los eventos que culminaron con la muerte de Camilo
Catrillanca, el gobierno perdió, de tal manera, el manejo de la agenda pública,
que las contradicciones en las declaraciones que se hicieron a la prensa, sobre
este suceso, trajeron, como corolario, le renuncia del Intendente de la Novena
Región y la desvinculación del General Director de Carabineros. El primo ministro, en esos momentos
vicepresidente de la República, quedó al borde del precipicio.
El presidente Piñera se hallaba fuera de Chile y, a su
regreso, el gobierno hizo esfuerzos para recuperar la agenda perdida.
Así, a los pocos días, la ministro Cubillos saltó al tapete,
anunciando un proyecto de ley que, ella llamó, “admisión justa”. Todos los
medios de prensa acogieron la noticia y se llenaron titulares en diarios y
noticiarios de televisión, con los contenidos de esta admisión. Surgieron
partidarios y detractores, todos opinando, ventajas y desventajas, pro y
contras y todo aquello que se dice, cuando anda una cámara de TV cerca. La
polémica estaba desatada.
Por ahí, también, surgió el resultado de una comisión asesora
nombrada por el presidente, sin capacidad resolutiva alguna, que recomendaba
una alternativa para el pago de indemnización por años de servicios, en los
finiquitos. Nuevamente la polémica llenó titulares, durante varios días.
Opiniones de todo tipo y desde todos los sectores. El tema terminó cuando el
ministro del trabajo indicó que el proyecto de ley aún no estaba listo y que no
consideraría este aspecto.
Llegó enero, el nuevo año, y con esto, la actitud de Guaidó,
autoproclamándose presidente encargado de Venezuela. Piñera, con una velocidad
habitualmente no vista en él, lo reconoció, como presidente de la República
Bolivariana. Nuevamente se llenan titulares y Chile pasa día tras día, durante
febrero, escuchando hablar si era o no correcto que nuestro país lo reconociera,
efectivamente, como presidente de su país. A esto, debemos sumar el fracaso de
Cúcuta, donde nunca ha quedado del todo claro a que fue Piñera. Sin duda que la
prensa chilena le dedicó, a este hecho, mucho más del tiempo que corresponde,
dada la poca trascendencia que tuvo.
Incluso, la DC emitió una declaración donde señaló que era una
obsesión de Piñera, de traer a colación por el asunto de Venezuela, a cada
rato, a Bachelet. Pero el gobierno tiene claro que, cada vez que, desde la
presidencia, se le ataca, saltan todos los partidos de la ex Nueva Mayoría defendiéndola.
Y esto ocupa más titulares aún.
Llegó marzo y con ello, la vuelta a clases. Reaparece la
ministro Cubillos, indicando que modificará su proyecto de admisión justa, en
dos, buscando así que su trámite legislativo sea más expedito. Paralelamente,
la ministro de energía ha debió salir a la luz pública, para aclarar que el
cambio de los nuevos medidores debemos pagarlos todos los consumidores.
¿Qué ha ganado el gobierno con todo este manejo?
Fundamentalmente, distraer la atención.
No se destacó por la prensa, como se hizo el año pasado
durante el gobierno de Bachelet, la voracidad de los incendios forestales. El
de Aysén estuvo varios días descontrolado. La reacción del gobierno, aunque se
trataba de fuego, fue tibia y tardía.
Tampoco se ha hablado con la misma intensidad, como en el
gobierno anterior, sobre los atentados, que no cejan, en la Araucanía, región
que, además, es patrullada por persona militar, por la declaración de zona de emergencia
dado, los incendios forestales.
El IMACEC de enero fue más bajo que lo esperado. El ministro
de hacienda señala que será muy difícil alcanzar la meta de 3,8% de crecimiento
fijado para este año. Y lo dice en enero, con apenas transcurrido un mes del
año. O sea, como será lo que nos espera. Noticia para un titular pequeño o para
una página interior. Los titulares de primera página, están ocupados.
El gobierno asumió, con el compromiso de presentar tres
reformas a lo hecho por Bachelet: la reforma tributaria, la reforma laboral y
la educacional.
A un año de haber asumido, no se ha avanzado un metro, en
ninguna de las tres.
La reforma tributaria se presentó al Congreso, pero, el
feriado legislativo detuvo su tramitación. Llegó marzo, y el gobierno no ha
apurado el tranco, puesto que la oposición ha amenazado con rechazar la idea de
legislar.
La reforma laboral, según indicó el Ministro del trabajo, no
tiene, aún, fecha de presentación.
Y la reforma educacional debió presentarse ayer al Congreso,
pero la Ministro indico que lo hará durante la próximo semana. Es dable pensar
que se trata de un proyecto que aún no termina de redactarse.
La lista puede alargarse con otros conflictos que han sido
dejados al pasar o por promesas de campaña que no se han cumplido o por
situaciones que vendrán y que hoy no pueden ser vislumbradas. Con toda
seguridad, al Presidente Piñera debe molestarle leer titulares, en primera
página, sobre estos temas.
Así, el gobierno insistirá en tapar sus debilidades y
desaciertos, manejando la agenda. Sin duda que los encargados de este trabajo,
deberán extremar sus esfuerzos.
Veremos hasta dónde nos lleva su imaginación…