La Cámara de Diputados rechazó la idea de legislar,
respecto del proyecto de la ministro Cubillos, llamado “admisión justa”.
En las primeras declaraciones de la ministro, luego
del rechazo, insistió que los principales perjudicados son los hogares de clase
media. Algo parecido se pensaba en la oposición respecto al proyecto fenecido.
En estricto rigor, entre el proyecto presentado
por el gobierno y el proyecto que eventualmente, podría blandir la oposición,
no es uno mejor que el otro, no es uno más práctico que el otro, ni se adapta más
rápido, porque si, a nuestra idiosincrasia.
Claramente no son comparables porque el proyecto
presentado por la ministro Cubillos, obedece a la visión que la derecha tiene
de lo que debería ser la educación en Chile. Y esta idea no es compartida por
la oposición que, claramente, no es neocapitalista. Muy por el contrario.
Lo mismo ocurre con la reforma tributaria. El gobierno
presentó un proyecto que reintegra los dividendos o retiros de las empresas que
tributan según el 14B. Y esto pretende
financiarlo con el aumento en la recaudación del IVA. En su concepción del
sistema tributario en nuestro país, dan prioridad como fuente de ingresos, al IVA,
que afecta a toda la población y es tremendamente regresivo, por sobre la
renta, que afecta a los más acaudalados.
Desde la perspectiva de los partidos que apoyaron
la reforma tributaria de la Presidente Bachelet, el planteamiento es distinto.
Aquí se afirma que deben soportar el mayor peso tributario, quienes efectivamente,
ganan más. Por eso, salió el tema de rebajar al 65% la integración de las
empresas del 14B.
¿Es un sistema mejor que el otro? En definitiva,
no. La diferencia obedece a distintos planteamientos sobre un mismo punto y
cada uno de nosotros, tiene la libertad para poder elegir, libremente, hacia cual
perspectiva se inclina.
Un tercer caso, es la ley que afecta a las pensiones.
Hubo un instante que, partidos de oposición, le señalaban al gobierno que, en
las indicaciones que presentaría, incluyera mas solidaridad en los
planteamientos.
Punto difícil para el gobierno. La solidaridad
no está presente en concepciones que insisten en vernos como clientes. Tampoco
está presente la posibilidad de un ente estatal que administre el 4%, lejos de
las AFP, dado que, el noecapitalismo no acepta flujos de dinero que, yendo al
estado, puedan estar en manos privadas.
El ministro Monckeberg ha prometido, para el segundo
semestre de este año, presentar un proyecto de ley, que, a ciencia cierta,
apuntará a los cambios de la negociación colectiva y al derecho a huelga, que
se aprobaron durante el gobierno de la Nueva Mayoría. Se enfrentan aquí,
también, concepciones distintas respecto a cuáles deben ser los derechos y
obligaciones de empleadores y trabajadores.
Y esto, sin considerar que el presidente Piñera,
ya zanjó el tema de terminar con la indemnización por los años de servicios diciendo
que en su gobierno este tema no se modificaría. Flexibilizar el mercado, lo llaman.
Siendo el actual gobierno, un gobierno de
derecha, debemos tener claro que el signo de los proyectos de alguna reforma
que presente, será muy distinto, a los signos de los proyectos análogos, que se
presentaban durante los gobiernos de la Concertación o de la Nueva Mayoría.
El problema aquí no es discutir cual de los 2 es
mejor o peor. Sería estéril.
Si lo planteamos desde el punto de vista de la
democracia, o sea de la mayoría, debemos tener claro que, siendo mayoritariamente
opositoras ambas cámaras, es dable pensar que la mayoría del país, no quiere
reformas neoliberales.
Pero, plantearlo así, tan de buenas a primeras,
no es saludable para la paz interna. Siempre generará violencia si una parte el
país, la más numerosa, pasa por encima de la menos numerosa. En este caso, siempre
será preferible que, mejor, nos sentemos todos a dialogar y tratemos de llegar
a acuerdos.
La Democracia Cristiana ya llegó a acuerdo con
el gobierno para aprobar la idea de legislar en materias tributarias y de
pensiones. Temas extremadamente sensibles, ambos y que sacaron roncha en el
resto de la oposición. Como partido, la DC tiene pleno derecho a hacerlo, sin que
ello signifique renunciar, siquiera a una coma, de sus planteamientos
doctrinarios. Aún cuando esto es más fácil escribirlo que cumplirlo.
Una sola cosa me preocupa, al respecto.
En mis tiempos de estudiante universitario se
decía que cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana.
Han pasado muchos años desde que me titulé y
temo que esto siga siendo así…
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