sábado, 21 de noviembre de 2009

Indecisos

En todos los escenarios que la encuesta CEP presenta, tanto en primera como segunda vuelta, el porcentaje de indecisos, de electores que no saben o no responden por quien votarán, es una cantidad tal que puede decidir el resultado de la elección en un sentido u otro.

Para el escenario de segunda vuelta Piñera-Frei, en una de las alternativas, este grupo llega a a 20%. En el caso de Piñera-Enriquez-Ominami, 28%. En los comandos descorchan champaña celebrando la posición que el candidato obtuvo o la proyección que presenta considerando las últimas encuestas, obviándolos. Y, al menos públicamente, todos evitan mencionarlos. Otorgan un sesgo de imprevisibilidad demasiado alto al resultado final.

Es dable dudar si en Chile los porcentajes de indecisos, a poco más de un mes de la elección, pueden llegar a tal cifra. En todas las elecciones de presidentes, desde 1958 a la fecha, el resultado depende de como se ha organizado la izquierda, el centro y la derecha, para ganar la elección.

Incluso, los 17 años de dictadura no cambiaron un ápice el esquema de nuestro padrón electoral: el centro y la izquierda, que representaron el no, ganaron por sobre la derecha que apoyó el sí. Desde ese momento, la Concertación, o sea los mismos que ganaron con el no, han ganado, a la derecha, las 4 elecciones presidenciales.

Tal línea de votación no se hubiera podido dar si, en nuestro país, existiera un alto índice de indecisos. Tras 19 años de democracia, deberían haberse notado. La Concertación no ha hecho gobiernos tan impecables como para que la siguieran apoyando a pie juntillas. En algún momento, deberíamos haber visto algo que rompiera los esquemas, que nos dejara a todos con la boca abierta y sin ninguna explicación. Salvo que una gran masa flotante, un día, y sin previo aviso, decidiera cambiar su voto.

De ahí, entonces, que también es dable pensar que ese alto porcentaje de indecisos ya debe tener considerado por quien votar aunque no lo reconozca. Pero las candidaturas no los pueden obviar y apuntan los esfuerzos en ganar su preferencia, aún cuando sea una lucha en vano.

¿Y qué puede influir en un indeciso para fijar su voto?

La verdad, cualquier cosa. No tiene por qué ser un acto racional o consciente.

Piñera, saltándose la fila en Pudahuel para abordar un avión, puede influir en los indecisos. Enriquez-Ominami en ENADE, hablando de un Primer Ministro para Chile o el beso lésbico en la franja televisiva de Frei, también puede influir. Arrate con su candidatura testimonial, puede ser un poderoso imán para quienes aún no han fijado posiciones.

Pero, claro, estos hechos fijan posiciones, pero no aseguran hacia donde las equilibran. Cada elector interpreta los hechos a su manera y lo que para algunos asegura el voto para la Centroizquierda, para otros, el mismo hecho, los hará votar por la derecha.

Tanto Frei, como Enríquez-Ominami presentan, en la encuesta, un porcentaje de votación menor que los porcentajes históricos obtenidos por la Concertación, desde el 90 a la fecha.

Se colige, entonces, que dentro de la masa de indecisos, existe un alto porcentaje que ya votaron alguna vez por la coalición gobernante. Está por verse cual será su comportamiento. Pueden dar el golpe a la cátedra y convertir a Piñera en el primer candidato de derecha que gana, con este único apoyo.

Pero, si los que, alguna vez, indecisos hoy, votaron por Aylwin, Frei, Lagos o Michelle Bachelet, obedecen a su ADN y reconocen fila en la Concertación, el resultado de la segunda vuelta no tendrá sorpresa alguna. Como ha sido siempre: la izquierda y el centro ganarán a la candidatura de derecha...

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