Concesionar los partidos políticos es una alternativa que,
sin duda, terminaría con el problema de financiamiento privado a la política.
Esto sería una copia a la ley de sociedades anónimas
deportivas, que permitió la concesión, desde 2005, de equipos de fútbol. En
este campo, el tema ha funcionado. Tiene, de todas maneras, algunos
detractores, pero ha funcionado… Es cosa de ver en el negocio que se ha
transformado el Canal de Fútbol…
En el caso de los partidos, particulares podrían optar, en
licitaciones públicas llamadas por el SERVEL, a determinados partidos, por
cierto período de tiempo. O sea, quienes las ganaran, pasarían a ser los
dueños.
Determinarían sus dirigentes, sus parlamentarios, decidirían cuales
proyectos apoyar y cuales rechazar. Esto último, basado en los intereses de
quienes ganaron la concesión
.
Por ejemplo, el grupo Penta, podría licitar a la UDI, con lo
cual, todos los fondos que quisieran traspasarle, estarían dentro del marco
legal.
Piñera y Carlos Larraín podrían conformar un joint venture
para licitarse a Renovación Nacional. Esto, como una manera de no acrecentar el
valor de la licitación. Es preferible que negocien, a que cada uno de ellos, le
suba el precio al otro.
El PC no habría tenido, tampoco, problema alguno con los
dineros de la universidad que patrocinaban, porque esta casa de estudios podría
concesionar al partido. Imagínense, los estudiantes de sociología o economía
tendrían donde hacer su práctica. Los egresados de filosofía, emitirían la
declaración de principios…
No me queda claro quién se interesaría por el PPD, el PS o
la DC. Pero, sin duda, que interesados no faltarían.
Imagino el hemiciclo, en el congreso nacional, a un
parlamentario de mente preclara, haciendo uso de la palabra, para apoyar esta
iniciativa, que revolucionaría la política nacional… Un discurso bien
hilvanado, coherente, que hace diagnósticos, presenta cifras, augura buenos
tiempos y pronósticos interesantes, pero que, en última instancia, no genera
unanimidad.
La concesión es absurda, alegarían ciertos sectores
hipócritas del congreso, las ideas no se venden. ¿Cómo se les ocurre?
Pero, de sectores cínicos también del congreso, retrucarían
de inmediato, ¿cuáles ideas no se pueden vender?...