domingo, 25 de enero de 2015

Concesión de partidos políticos



Concesionar los partidos políticos es una alternativa que, sin duda, terminaría con el problema de financiamiento privado a la política.

Esto sería una copia a la ley de sociedades anónimas deportivas, que permitió la concesión, desde 2005, de equipos de fútbol. En este campo, el tema ha funcionado. Tiene, de todas maneras, algunos detractores, pero ha funcionado… Es cosa de ver en el negocio que se ha transformado el Canal de Fútbol…

En el caso de los partidos, particulares podrían optar, en licitaciones públicas llamadas por el SERVEL, a determinados partidos, por cierto período de tiempo. O sea, quienes las ganaran, pasarían a ser los dueños.

Determinarían sus dirigentes, sus parlamentarios, decidirían cuales proyectos apoyar y cuales rechazar. Esto último, basado en los intereses de quienes ganaron la concesión
.
Por ejemplo, el grupo Penta, podría licitar a la UDI, con lo cual, todos los fondos que quisieran traspasarle, estarían dentro del marco legal.

Piñera y Carlos Larraín podrían conformar un joint venture para licitarse a Renovación Nacional. Esto, como una manera de no acrecentar el valor de la licitación. Es preferible que negocien, a que cada uno de ellos, le suba el precio al otro.

El PC no habría tenido, tampoco, problema alguno con los dineros de la universidad que patrocinaban, porque esta casa de estudios podría concesionar al partido. Imagínense, los estudiantes de sociología o economía tendrían donde hacer su práctica. Los egresados de filosofía, emitirían la declaración de principios…

No me queda claro quién se interesaría por el PPD, el PS o la DC. Pero, sin duda, que interesados no faltarían.

Imagino el hemiciclo, en el congreso nacional, a un parlamentario de mente preclara, haciendo uso de la palabra, para apoyar esta iniciativa, que revolucionaría la política nacional… Un discurso bien hilvanado, coherente, que hace diagnósticos, presenta cifras, augura buenos tiempos y pronósticos interesantes, pero que, en última instancia, no genera unanimidad.

La concesión es absurda, alegarían ciertos sectores hipócritas del congreso, las ideas no se venden. ¿Cómo se les ocurre?

Pero, de sectores cínicos también del congreso, retrucarían de inmediato, ¿cuáles ideas no se pueden vender?...

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