martes, 12 de enero de 2016

Viaje no realizado



La Araucanía era la única región que la Presidente no había visitado en los dos años de su mandato. El viaje se realizó sin avisar con anticipación, teniendo claro que dos cosas no podían suceder posteriormente. La primera, que se hablara de las actividades que la Presidente sostendría en Temuco. La otra, que los medios de prensa analizaran dicho viaje, porque todos coincidirían: el viaje no había servido para nada, que era sólo un volador de luces y que ni siquiera se había señalado una línea de acción para mejorar la situación belicosa de esa región.

¿Cuál era la mejor manera de lograr ambos propósitos? Creando un hecho político tal, que cuando alguien comentara, escribiera, mostrara algo respecto a este viaje, su asociación no fuera la inutilidad de los recursos allá desplegados, sino hacia algo o alguien con la suficiente fuerza de presencia, que distrajera la atención.

Y qué mejor, para estos efectos que utilizar a su Ministro del Interior. Entonces, el tema no es a quien se le olvidó avisarle, si no que estaba planificado que así sería.

O sea, Burgos declarando, cuando la Presidente estuviera por la Novena Región, que no había sido informado, permitía distraer la atención desde los detalles del viaje, al eventual conflicto entre la Presidente y el Ministro del Interior.

Algunas pruebas al canto.

El cargo de Ministro del Interior es de exclusiva confianza del Presidente de la República. No exite otra lectura. Por consiguiente, no tiene lógica alguna que si Burgos sobraba en el viaje, sobraba también en el gabinete y Bachelet no pidiera, sin más, su renuncia.

Análogamente, si el error o la omisión la hubiera cometido un funcionario subalterno, su cabeza debió haber rodado. Tampoco ocurrió.

Se sucedieron las reuniones en la Moneda, primero con Burgos y Pizarro, posteriormente. Las conclusiones de las reuniones, cortas, por lo demás, fueron que estas situaciones no deberían volver a repetirse. Y todos sonrieron a las cámaras.

Es más, 48 horas después, todos los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría, se reunieron con los ministros políticos, para coordinar procedimientos y evitar, así, malos entendidos en el futuro. Llegaron, entonces, a la misma conclusión y también, todos sonrieron a las cámaras.

Por eso, cuando Camila Vallejos, en la entrevista a El Mercurio el sábado, sostuvo que la Presidente debió pedir la renuncia o el Ministro debió haberla presentado, Burgos reaccionó tan violentamente. Lo estaban sacando de libreto.  

Cometió, como Ministro de estado, un error de cálculo con sus palabras: descalificó irónicamente, a un diputado elegido democráticamente, cuyas opiniones, aunque no sean compartidas,  son siempre respetables.

Presidentes de partidos de la Nueva Mayoría coincidieron en discrepar, pero no descalificaron. Fueron, en ese sentido, más prudentes que el Ministro del Interior, que apagó el fuego con bencina y permitió que el matutino, creara un hecho político que perjudica a la Presidente, su gobierno y a la coalición que la respalda.

Todo como consecuencia de un viaje que no tuvo hora de partida…

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