El partido tenía distintas aristas para sus protagonistas. Unión Española buscaba seguir peleando el primer lugar en la tabla de posiciones. Universidad Católica, en tanto, trataba de romper su racha de 2 derrotas seguidas, previo al partido en el Maracaná, el próximo miércoles, ante Fluminense por Copa Libertadortes.
Desde el comienzo la UC tuvo más la pelota, especialmente entre la mitad y los tres cuartos de cancha, aún cuando el dueño de casa la administraba con mayor soltura y llegando al arco de Toselli con mas peligrosidad e intención que su oponente.
No llamó la atención que Cordero, a los 27 minutos, abriera el marcador para los hispanos, al recibir un centro al segundo palo, de Martín Ligüera. Recibió sin marca, bajó de pecho y el zurdazo fue imparable para el golero cruzado.
Aunque la jugada más relevante del partido fue la expulsión de Miguel Aceval, por parte del juez Pozo. Más ajustada al criterio del árbitro que al reglamento, cambió, a partir de ese momento, la fisonomía del encuentro.
Unión organizó 2 líneas de cuatro y esperó al rival. Católica se adueñó del campo y la pelota, pero llegaba sólo a la entrada del área roja, debatiéndose en la duda de levantar el centro o intentar entrar combinando.
Pero Unión no se dormía. La posibilidad más clara de gol, en la segunda mitad del primer tiempo, la tuvo Ligüera a dos minutos del descanso, pero Toselli alcanzó a arañar la pelota y desviarla al corner.
El segundo tiempo mostró el mismo juego, aún cuando Católica metió a la dueños de casa más cerca de su arco. Pero oportunidades de gol más claras no llegaban. Con su principal mediocampista corriendo treinta metros con la pelota, para terminar en un pase de dos o tres, daba tiempo para que la defensa roja se organizara, tomara las marcas y diluyera los esfuerzos cruzados. Por el contrario, los contragolpes rojos, en los pies de Estévez principalmente, llegaban con mucho peligro al área rival.
A esa altura, Católica debía atacar con todo buscando el empate, pero no podía descuidar la defensa. Unión seguía defendiendo la ventaja, sin grandes sobresaltos, pero, en esas condiciones, hasta un empate podía ser un buen resultado y, por si acaso, no perder las esperanzas de asestar un contragolpe.
A los 87, el gol del empate cruzado, más que una jugada bien hilvanada, salió de un rechazo del arquero Marín que golpeó en la cara de Vranjican que estaba en el área chica, sin marca.
Mucho premio para Católica que no había mostrado un juego tan atildado que hubiera superado a la defensa roja. Poco para Unión que, a tres minutos del final y con un hombre menos durante más de una hora, veía venirse abajo sus aspiraciones de puntear la tabla de posiciones.
Pero no estaba dicha la última palabra: a los 90 segundos de los 4 minutos de descuentos, una carga por la izquierda del ataque rojo, terminó en un centro de Monje, que el "cacique" Medina pivoteó, de cabeza, a Órdenes, quién, frente a una débil marca de Waldo Ponce, saca un zurdazo arrastrado al segundo palo de Toselli, que termina en las redes cruzadas.
Algarabía de los parciales de Unión Española, que en quince días ganaron a Colo Colo y a Universidad Católica. Desazón de los hinchas universitarios, que ya empezaron a pedir la cabeza del Fantasma...
Es sólo un partido...
domingo, 21 de febrero de 2010
domingo, 14 de febrero de 2010
Veraneando
Queda escrito que nos despedimos con mi hermano Jaime, que vuelve a Santiago, luego de terminar su período de vacaciones.
Queda escrito que este año coincidimos veraneando en el condominio. No nos vimos mucho, pero no lo necesitamos. A ambos nos basta saber que estamos cerca.
Queda escrito que, toda mi familia pasa el mes de febrero, uno más. en el mismo balneario.
Queda escrito que todo lo que hagamos este año está determinado por la edad de los hijos. Cada año es distinto al anterior, van cumpliendo años.
Queda escrito que tiramos las toallas en la playa, caminamos por la costanera, vimos el subir y bajar de las mareas, sentimos la brisa marina, oímos el graznar de las gaviotas
Queda escrito que los recuerdos de todo lo que hagamos durante este mes, pasará a formar parte de nuestra vida y de los recuerdos de juventud de los hijos...
Queda escrito que podré, entonces, contárselo a mis nietos. Y mis hijos, a su vez, contárselo a sus nietos.
Queda escrito, para la historia de este condominio, que en este departamento, pasamos la temporada veraniega.
Queda escrito que este verano del hemisferio sur, no fue distinto a los millones de veranos que han antecedido y a los que vendrán, salvo porque estuvimos nosotros aprovechando las bondades del clima, al lado del mar...
La pregunta surge impetuosa, agresiva:
¿Dónde queda escrito?
Queda escrito que este año coincidimos veraneando en el condominio. No nos vimos mucho, pero no lo necesitamos. A ambos nos basta saber que estamos cerca.
Queda escrito que, toda mi familia pasa el mes de febrero, uno más. en el mismo balneario.
Queda escrito que todo lo que hagamos este año está determinado por la edad de los hijos. Cada año es distinto al anterior, van cumpliendo años.
Queda escrito que tiramos las toallas en la playa, caminamos por la costanera, vimos el subir y bajar de las mareas, sentimos la brisa marina, oímos el graznar de las gaviotas
Queda escrito que los recuerdos de todo lo que hagamos durante este mes, pasará a formar parte de nuestra vida y de los recuerdos de juventud de los hijos...
Queda escrito que podré, entonces, contárselo a mis nietos. Y mis hijos, a su vez, contárselo a sus nietos.
Queda escrito, para la historia de este condominio, que en este departamento, pasamos la temporada veraniega.
Queda escrito que este verano del hemisferio sur, no fue distinto a los millones de veranos que han antecedido y a los que vendrán, salvo porque estuvimos nosotros aprovechando las bondades del clima, al lado del mar...
La pregunta surge impetuosa, agresiva:
¿Dónde queda escrito?
sábado, 6 de febrero de 2010
Conversacion con Felipe
Pregunta mi hijo Felipe como se sabe cuando uno está enamorado.
Contesto que aún la ciencia médica, expertos, estudiosos, tarotistas, visionarios, opinólgos no se han puesto de acuerdo en cómo definir este estado, pero que no tenga miedo, ni se complique: cuando esté realmente enamorado no le cabrá duda.
Me mira como desconfiando.
Efectivamente, le insisto, nadie ha podido determinar, clara y concisamente, que es estar enamorado. Nadie ha podido definirlo. Podemos determinar pérdidas de apetitos, de sueño, ansiedades disparadas, pero estos son síntomas, no definen el problema de fondo.
Así que no puedo responderle esta pregunta a secas, tendrá que esperar a vivirlo y darse cuenta por si sólo.
De manera tal que debemos seguir caminando por la vida, siendo nosotros mismos y, en algún momento, unos ojos, una sonrisa, una figura, un gesto, en fin, son tantas las formas que el amor puede manifestarse y, en menos de un segundo, dejarnos medios atontados con el encontrón que nos pegamos.
Y esto llegará solo. No debemos buscar ni tratar de apurarnos. La ansiedad o la prisa cierran la puerta a estos momentos tan profundos…
Las últimas escenas de la película Bambi explican a cabalidad la situación. El cervato, el conejito Tambor y el zorrillo Flor, deciden caminar por la vida, manteniendo su amistad y vivir juntos nuevas aventuras. Sin embargo, uno a uno, van cayendo, cuando menos lo esperan.
No puedo afirmar que sea siempre recíproco, como se muestra en la película. No existen elementos científicos de prueba que permitan ser tan categórico. Sin embargo, podemos asegurar que, en un gran números de casos, si lo es.
Estas cosas no ocurren porque si o son simple casualidades. Todos vamos por la vida, emitiendo señales de nuestros estados de ánimo. No pensemos que estas emisiones son necesariamente habladas o con carteles indicando que sentimos en ese momento. Por el contrario, muchas veces son absolutamente inconscientes.
Cotidianamente, nuestros conocidos más cercanos, perciben cuando andamos de buen ánimo o deprimidos, mal genios o somnolientos. Así también, indicamos que tenemos vacante una gran capacidad de amar y de compromiso con el otro sexo. Y podemos encontrarnos con muchos representantes del otro sexo que indican lo mismo, pero pasan de largo.
De repente, en el momento más imprevisto, surge alguien y ambas señales entran en consonancia o están emitidas en la misma frecuencia y ocurre lo inevitable.
Por lo mismo, dada la alta probabilidad que sea recíproco, la peor actitud por parte de quienes pertenecemos al género masculino, es no acercarnos y manifestar lo que está pasando por nuestro ánimo. Quedarnos callado, retroceder o desaparecer de la escena sin hacer caso a lo que nuestros sentimientos nos dicen a gritos, cualquiera sea la causa, es una muy desafortunada actitud.
Y podemos dar a conocer nuestro sentir en forma simple y transparente, sin recurrir a ganar una justa, como en Ivanhoe, o matar un dragón, como en un montón de otros cuentos, ni besar a una damisela durmiendo en el bosque ni andar besando ranas en cuanto estanque encontremos para ver cual es la que está embrujada. El asunto es mucho más sencillo.
Pero, cuidado, una vez comunicados nuestros sentimientos, no esperemos que la respuesta sea como quienes pertenecemos al género masculino, daríamos o quisiéramos escuchar.
Por el contrario, la adolescente, la joven o la dama, según sea el caso, nos aceptará, clara y categóricamente, pero respondiendo en su idioma. Y la naturaleza las dota de una y mil maneras distintas para decir “si”.
De ahí en adelante, depende de los protagonistas…
Espero que esta conversación haya servido de algo a mi hijo Felipe y que tenga claro que, después de esto, la historia no termina. Sólo recién comienza…
Contesto que aún la ciencia médica, expertos, estudiosos, tarotistas, visionarios, opinólgos no se han puesto de acuerdo en cómo definir este estado, pero que no tenga miedo, ni se complique: cuando esté realmente enamorado no le cabrá duda.
Me mira como desconfiando.
Efectivamente, le insisto, nadie ha podido determinar, clara y concisamente, que es estar enamorado. Nadie ha podido definirlo. Podemos determinar pérdidas de apetitos, de sueño, ansiedades disparadas, pero estos son síntomas, no definen el problema de fondo.
Así que no puedo responderle esta pregunta a secas, tendrá que esperar a vivirlo y darse cuenta por si sólo.
De manera tal que debemos seguir caminando por la vida, siendo nosotros mismos y, en algún momento, unos ojos, una sonrisa, una figura, un gesto, en fin, son tantas las formas que el amor puede manifestarse y, en menos de un segundo, dejarnos medios atontados con el encontrón que nos pegamos.
Y esto llegará solo. No debemos buscar ni tratar de apurarnos. La ansiedad o la prisa cierran la puerta a estos momentos tan profundos…
Las últimas escenas de la película Bambi explican a cabalidad la situación. El cervato, el conejito Tambor y el zorrillo Flor, deciden caminar por la vida, manteniendo su amistad y vivir juntos nuevas aventuras. Sin embargo, uno a uno, van cayendo, cuando menos lo esperan.
No puedo afirmar que sea siempre recíproco, como se muestra en la película. No existen elementos científicos de prueba que permitan ser tan categórico. Sin embargo, podemos asegurar que, en un gran números de casos, si lo es.
Estas cosas no ocurren porque si o son simple casualidades. Todos vamos por la vida, emitiendo señales de nuestros estados de ánimo. No pensemos que estas emisiones son necesariamente habladas o con carteles indicando que sentimos en ese momento. Por el contrario, muchas veces son absolutamente inconscientes.
Cotidianamente, nuestros conocidos más cercanos, perciben cuando andamos de buen ánimo o deprimidos, mal genios o somnolientos. Así también, indicamos que tenemos vacante una gran capacidad de amar y de compromiso con el otro sexo. Y podemos encontrarnos con muchos representantes del otro sexo que indican lo mismo, pero pasan de largo.
De repente, en el momento más imprevisto, surge alguien y ambas señales entran en consonancia o están emitidas en la misma frecuencia y ocurre lo inevitable.
Por lo mismo, dada la alta probabilidad que sea recíproco, la peor actitud por parte de quienes pertenecemos al género masculino, es no acercarnos y manifestar lo que está pasando por nuestro ánimo. Quedarnos callado, retroceder o desaparecer de la escena sin hacer caso a lo que nuestros sentimientos nos dicen a gritos, cualquiera sea la causa, es una muy desafortunada actitud.
Y podemos dar a conocer nuestro sentir en forma simple y transparente, sin recurrir a ganar una justa, como en Ivanhoe, o matar un dragón, como en un montón de otros cuentos, ni besar a una damisela durmiendo en el bosque ni andar besando ranas en cuanto estanque encontremos para ver cual es la que está embrujada. El asunto es mucho más sencillo.
Pero, cuidado, una vez comunicados nuestros sentimientos, no esperemos que la respuesta sea como quienes pertenecemos al género masculino, daríamos o quisiéramos escuchar.
Por el contrario, la adolescente, la joven o la dama, según sea el caso, nos aceptará, clara y categóricamente, pero respondiendo en su idioma. Y la naturaleza las dota de una y mil maneras distintas para decir “si”.
De ahí en adelante, depende de los protagonistas…
Espero que esta conversación haya servido de algo a mi hijo Felipe y que tenga claro que, después de esto, la historia no termina. Sólo recién comienza…
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Dudas adolescentes,
Hombre y mujer
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