domingo, 14 de febrero de 2010

Veraneando

Queda escrito que nos despedimos con mi hermano Jaime, que vuelve a Santiago, luego de terminar su período de vacaciones.

Queda escrito que este año coincidimos veraneando en el condominio. No nos vimos mucho, pero no lo necesitamos. A ambos nos basta saber que estamos cerca.

Queda escrito que, toda mi familia pasa el mes de febrero, uno más. en el mismo balneario.

Queda escrito que todo lo que hagamos este año está determinado por la edad de los hijos. Cada año es distinto al anterior, van cumpliendo años.

Queda escrito que tiramos las toallas en la playa, caminamos por la costanera, vimos el subir y bajar de las mareas, sentimos la brisa marina, oímos el graznar de las gaviotas

Queda escrito que los recuerdos de todo lo que hagamos durante este mes, pasará a formar parte de nuestra vida y de los recuerdos de juventud de los hijos...

Queda escrito que podré, entonces, contárselo a mis nietos. Y mis hijos, a su vez, contárselo a sus nietos.

Queda escrito, para la historia de este condominio, que en este departamento, pasamos la temporada veraniega.

Queda escrito que este verano del hemisferio sur, no fue distinto a los millones de veranos que han antecedido y a los que vendrán, salvo porque estuvimos nosotros aprovechando las bondades del clima, al lado del mar...

La pregunta surge impetuosa, agresiva:

¿Dónde queda escrito?

1 comentario:

Max Guiñez N. dijo...

queda escrito en nosotros...
y la seguiremos escribiendo de la misma manera...

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