lunes, 2 de noviembre de 2015

Insaciables



Una vez más, Chile logró demostrar que Carlos Marx estaba equivocado en su análisis de la sociedad capitalista.

En todos los estudios de la dialéctica histórica, Marx hacía hincapié en las contradicciones de cada situación. O sea, dada la tesis, era imprescindible que la antítesis explotara, para así crear la síntesis, que era, a su vez, tesis de un nuevo proceso histórico.

Respecto del capitalismo, llamado aquí en Chile, eufemísticamente, economía social de mercado,  Marx sostenía que, siendo la tesis los poseedores de los bienes de capital (lo que hoy sería equivalente a los empresarios), tenían su antítesis en el proletariado. Las contradicciones entre ambos, producirían la síntesis que llamó, dictadura del proletariado.

O sea, como decía un profesor que tuve en la Universidad hace unos cuantos años, Marx sostenía que el capitalismo llevaba en sí, el germen de su propia autodestrucción.

Craso error.

En Chile, hemos visto dos situaciones que, sostenidamente, han agudizado las contradicciones del sistema capitalista:

La primera, la colusión. Grandes empresas que se ponen de acuerdo en repartirse el mercado, a espaldas de los consumidores.

La segunda, el financiamiento ilegal de la política. El aprovechamiento, sin límites, del poder del dinero en beneficio propio.

En ambos casos, la variable que se repite, la motivación que los mueve, es la insaciabilidad. Exprimir el mercado en beneficio propio, sin importar al resto de la población.

Por más de 150 años, el marxismo afirmó que el proletariado era la antítesis. Se equivocó, como hemos visto. Ahora, el germen de la autodestrucción del capitalismo, son grandes empresarios y altos ejecutivos.

El General Pinochet habría dado, feliz, discursos destacando  esta equivocación del filósofo alemán y habría señalado orgulloso, que nuestro país, una vez más, logró derrotar al marxismo internacional y al Partido Comunista, de paso.

Bien por Chile.

Y bien, digámoslo además, por todas aquellas dueñas de casa que muchas veces, en todos los supermercados que pueblan nuestro país, se detuvieron frente a la góndola de los papeles higiénicos y escogieron, honestamente, el papel cuyo precio más se ajustaba a su presupuesto familiar.

Honestamente e insaciabilidad, son actitudes que no pueden vivir juntas…

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