martes, 29 de noviembre de 2016

La Dinastía Castro

La dinastía Castro, empezó con Fidel tomando el poder, luego que sus tropas entraron victoriosas a La Habana. Gobernó hasta el 2008, cuando en un acto unilateral, se lo entregó a su hermano Raúl, quien gobierna hasta hoy.

Durante el siglo XX, hubo otro caso de traspaso de poder, entre hermanos. Se trató de Eduardo VIII, Rey del Reino Unido, que abdicó, para irse tras Wallis Simpson, en favor de su hermano, Jorge VI, padre de la actual Reina Isabel II.

En Latinoamérica, tenemos casos de traspaso del poder, pero entre padre e hijo. Anastasio “Tacho” Somoza, le entregó el poder a su hijo, “Tachito”, en Nicaragua, quien fue, posteriormente, derrocado por las fuerzas sandinistas, refugiándose en Asunción, Paraguay, donde murió en un atentado. Maurice Chevalier, “Papá Doc”, en Haití, le entregó el poder a su hijo “Baby Doc”, quien, a su vez, fue derrocado por el pueblo haitiano, refugiándose en París, con más suerte que su colega, “Tachito”.

No soy experto en marxismo. Cursé un par de ramos en mis tiempos de universitario, pero no he encontrado, ni recuerdo, alguna cita de Carlos Marx, defendiendo o justificando un tipo de gobierno para un país que soporte una revolución socialista, como el de los Castro.

Luego, todo lo que Fidel y Raúl puedan hablar de revolución socialista para Cuba, es sólo la cáscara de un régimen que ha censurado cualquier intento por establecer, políticamente, fuerzas opositoras a la familia, en la isla caribeña. Y mantener así, el control del poder político y la sobrevivencia de su dinastía, lejos de cualquier precepto del socialismo que dijeron defender, ni de la doctrina marxista.

No hay mucho más que darle vuelta al tema. Esta dictadura, en términos de derechos humanos, no se diferencia de otras, tales como Franco, Oliveira Salazar o la autóctona, por nombrar sólo de derecha. Resumió toda la admiración y envidia de Chávez y de otros gobernantes latinoamericanos de izquierda, probablemente, por el manejo necesario para mantenerse en el poder todo el tiempo que llevan.

Por eso, cuesta entender la posición de algunos dirigentes de la izquierda chilena, que se jugaron la opción del NO, contra Pinochet, en octubre de 1988, y ahora alaban a Fidel Castro, que nunca planteó, siquiera, la posibilidad de exponer su poder político, en una elección libre y democrática, del pueblo cubano. O sea, lo que se le exigió y se le ganó a Pinochet, no se exige para Cuba. Olvidan estos dirigentes, además, la represión sistemática que el régimen caribeño ha mantenido sobre la isla, desde que asumió.

También, cuesta entender la posición de algunos políticos de derecha, que hablan contra el dictador Fidel Castro, asignándole algunos adjetivos calificativos de muy grueso calibre y lo juzgan sin piedad alguna. Pero estos mismos dirigentes, callan cuando se trata de hablar sobre las violaciones de derechos humanos de Pinochet.

A fin de cuentas, nadie era indiferente fa esta figura. Despertaba profundas simpatías y profundas antipatías. Sin duda que todos los que escriban sobre el siglo XX, tendrán que dedicarle muchas líneas, capítulos, citas, opiniones y comentarios.


Fidel, con su muerte, entró en la historia. Pero, habría que preguntarse si, efectivamente, esta lo absolverá…

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