sábado, 9 de septiembre de 2017

Bachelet, ¿cuán buen gobierno?

El gobierno de Michelle Bachelet ha llevado a cabo la reforma tributaria, la reforma laboral, empezó con la gratuidad en la Universidad para alumnos vulnerables y, hace unos días, el Tribunal Constitucional, aprobó la promulgación que exime de penalidades al aborto, en las tres causales contempladas.

La reforma tributaria ha sido la más profunda que se ha realizado, desde comienzo de los 80. Si bien Aylwin, gravó las actividades del agro, transporte y minería, mantuvo la filosofía que venía en dicha ley. La reforma, en el actual gobierno, cambia la metodología en el cálculo de los impuestos a la renta, tratando de aumentar la recaudación y que quienes tienen más, hagan, efectivamente, el mayor aporte.

La reforma laboral refuerza la labor de los sindicatos en las negociaciones colectivas, fija el último contrato colectivo como piso y no permite el reemplazo durante la huelga. Ha sido lo más radical en las reformas del Código del Trabajo, desde 1990.

La gratuidad para alumnos vulnerables, volvió a ser una realidad. Tal como lo era, hasta el año 1979, en que el gobierno de la época, aplicó políticas neoliberales a las universidades estatales, terminando con la gratuidad que, hasta ese momento, existía. Hoy, el tema ha tomado vuelo propio y la Presidente ha mostrado interés en dejar un porcentaje del 60% de gratuidad. El candidato de la derecha, al respecto, ha afirmado que, en su gobierno, no aumentará la gratuidad, sino que es partidario de dar becas a estos alumnos. El motivo es claro, la gratuidad es sólo para Universidades estatales o, a lo más del CRUCH. O sea, lo planteado por el actual gobierno, echa por tierra el negocio de las universidades privadas, respecto del monto de sus aranceles.

La prensa ha informado suficiente sobre la ley de las tres causales de aborto. Tal vez, durante los gobiernos de la Concertación, lo único que podría compararse, es la promulgación de la ley de divorcio, el 2004, durante el gobierno de Ricardo Lagos.

Sin duda que el gobierno de Michelle Bachelet ha sido el más refundacional, desde la vuelta a la democracia. Y las reformas señaladas, deberían permitir que este gobierno quedara bien parado, frente a la historia. Pero más de algo salió mal.

La crítica inicial

Y desde el comienzo, con fuego amigo. El problema de Caval y la entrevista entre la nuera, el hijo y el banquero, demasiado cercano a un tráfico de influencias, marcaron la crítica hacia este gobierno, a poco andar.

Por si fuera poco, en una conferencia de prensa, consultada la Presidente sobre el particular, respondió que se había enterado por la prensa.

Se sumó, además, la frase para el bronce del Senador Jaime Quintana, a la sazón presidente del PPD, hablando sobre la retroexcavadora que, según él, este gobierno emplearía para llevar a cabo todas sus reformas. Nadie, en la Nueva Mayoría y en el Gobierno, lo respaldó, estuvo de acuerdo o la repitió. Pero la derecha, que siempre escucha lo que quiere escuchar, la utilizó como si fuera el leit motiv de la gestión de Michelle Bachelet. Y no la soltó más.

Durante todo el mandato, la Presidente ha tenido que soportar alusiones sobre ambos temas, cada vez que hace uso de la palabra, realiza algún acto o toma alguna iniciativa.

El cobre

Durante el primer gobierno de la actual presidente, el valor de la libra de cobre, en la Bolsa de Metales de Londres, se mantuvo alrededor de los US$4. Esto trajo un gran caudal de dinero, que Velasco, ministro de hacienda, tuvo la precaución de dejar afuera, para no afectar los equilibrios micro y macro económicos dentro de nuestro país. La coyuntura, permitió que esos 4 años, la minería colaboró con las arcas fiscales y que nuestro país mostrara un crecimiento, que dejaba a todos satisfechos. O sea, el crecimiento no era tema.

Durante el actual gobierno, la libra de cobre ha permanecido en torno a los 2,5 dólares la libra. El impacto de la minería, en el IMACEC, como consecuencia de este bajo precio, ha sido negativo, por un largo período. Si el crecimiento no ha sido aún menor, es porque todo el resto de la actividad productiva de nuestro país, colaboró para paliar el efecto del cobre.

Demás está decir, la importancia que tiene el precio de la libra de este metal, en nuestro crecimiento. Añadamos, que la variación de este precio, no depende del gobierno de Chile, quien sea que gobierne. Inexorablemente, quedamos supeditados a la situación internacional.

El bajo crecimiento durante este gobierno, es sólo ineficiencia del gobierno, según la oposición. Nadie, oficialista, ha salido a discutir esta premisa. El tema llega a tal punto, que la ineficiencia gubernamental, a fuerza de repetir una y otra vez, ha terminado por aceptarse, sin discusiones.

La prensa

En Nuestro país existe, no es ningún secreto, una gran concentración de la propiedad de los medios de comunicación, por grupos económicos proclives a partidos y posiciones de derecha. En el caso de la prensa escrita, esta situación se ve más claramente: entre los diarios de COPESA y El Mercurio, absorben más del 90% de la prensa escrita. Existía, además, el diario La Nación, que era estatal, pertenecía al gobierno y que tenía casi 100 años de vida. Pero el gobierno de Piñera, a fines del 2010, en una clara muestra de política neoliberal, lo cerró.

Los canales de televisión abierta, tampoco escapan a esta concentración: 3 de los 4 más grandes, pertenecen a grupos económicos. Sólo TVN muestra algo distinto, desde el punto de vista de su propiedad.

Para el gobierno de Michelle Bachelet, este mapa de propiedad de los medios de comunicación, ha traído dos líneas de problemas, externa e interna a la Nueva Mayoría.

Una de ellas, la externa, es que los diarios obedecen, por definición, a las posiciones políticas e interesess de sus dueños. De esta manera, sus contenidos apuntan a objetivos muy claros en cuanto a lo que se desea lograr, en cuanto a lo que opina su línea editorial, a lo que informan y a la verdad que desean mostrar. Sin duda que la objetividad es un concepto que, no necesariamente, conjugan en cada titular que publican.

La otra, interna, es una profunda indisciplina que han mostrado, durante este gobierno, sus partidarios, frente a la prensa. Es tal que, a veces, recuerda la misma indisciplina que mantuvieron inalterablemente, durante los 3 años de gobierno, los partidos de la UP. Frente a un hecho político, partidos, dirigentes, parlamentarios, políticos varios, saltan con sus opiniones y no tienen otro objetivo que lograr que alguien los escuche.

Los medios de comunicación, les dan tribuna, en la medida que las opiniones que viertan se acerquen a lo que el medio desea publicar. Se crean así conflictos, contradicciones, se sacan conclusiones, falacias, o posverdades como se llaman ahora, que pueden no tener asidero alguno con la realidad. Entonces, la vanidad de quien emite la opinión se empatiza con el medio que quiere crear, artificialmente, el conflicto. No importa lo que se diga o sus consecuencias, lo importante es verse en la foto o en la pantalla…


Dijimos más arriba que algo salió mal, para este gobierno. Y a la luz de estas líneas, sucedió porque la Moneda no manejó, durante su período, la agenda política. No fue capaz de crear hechos políticos que ocuparan los titulares de la prensa con hechos y planteamientos que provinieran desde Bachelet y no desde la calle Suecia o Antonio Varas.

Nunca pudo explicar a cabalidad que estaba haciendo, cuáles eran sus objetivos, que se logró, quienes resultaron favorecidos, que falló y como se arregló. No logró explicar que en el crecimiento, existen variables que no maneja el gobierno, aunque lo quiera.
Nunca logró que los dirigentes y parlamentarios de la Nueva Mayoría, sintonizaran sus opiniones. Nunca logró que la coalición que la apoyaba, se viera, efectivamente, como coalición y no como montonera.

Tal vez, lo más clarificador de todo esto, es ver al candidato de la derecha hablar sobre este gobierno: todo lo hecho está malo, es incapaz de hacer algo bien, no hay que cambiar a los ministros sino al gobierno… Afortunadamente, siguiendo su línea discursiva, Piñera, que ve al mundo en blanco y negro, tiene la clave para hacer bien, todo lo que Michelle Bachelet hizo mal. Pero, no se ve a alguien del gobierno defendiendo su obra, enfrentado al candidato de la derecha.


Esta situación, ha grabado en gran parte del electorado, la idea que, el actual, ha sido un mal gobierno.

¿Habrá sido tan malo?

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