El gobierno de Michelle Bachelet ha llevado a cabo la reforma
tributaria, la reforma laboral, empezó con la gratuidad en la Universidad para
alumnos vulnerables y, hace unos días, el Tribunal Constitucional, aprobó la
promulgación que exime de penalidades al aborto, en las tres causales contempladas.
La reforma tributaria ha sido la más profunda que se ha
realizado, desde comienzo de los 80. Si bien Aylwin, gravó las actividades del agro, transporte y
minería, mantuvo la filosofía que venía en dicha ley. La reforma, en el actual
gobierno, cambia la metodología en el cálculo de los impuestos a la renta,
tratando de aumentar la recaudación y que quienes tienen más, hagan,
efectivamente, el mayor aporte.
La reforma laboral refuerza la labor de los sindicatos en las
negociaciones colectivas, fija el último contrato colectivo como piso y no
permite el reemplazo durante la huelga. Ha sido lo más radical en las reformas
del Código del Trabajo, desde 1990.
La gratuidad para alumnos vulnerables, volvió a ser una
realidad. Tal como lo era, hasta el año 1979, en que el gobierno de la época,
aplicó políticas neoliberales a las universidades estatales, terminando con la
gratuidad que, hasta ese momento, existía. Hoy, el tema ha tomado vuelo propio
y la Presidente ha mostrado interés en dejar un porcentaje del 60% de
gratuidad. El candidato de la derecha, al respecto, ha afirmado que, en su
gobierno, no aumentará la gratuidad, sino que es partidario de dar becas a
estos alumnos. El motivo es claro, la gratuidad es sólo para Universidades
estatales o, a lo más del CRUCH. O sea, lo planteado por el actual gobierno,
echa por tierra el negocio de las universidades privadas, respecto del monto de
sus aranceles.
La prensa ha informado suficiente sobre la ley de las tres
causales de aborto. Tal vez, durante los gobiernos de la Concertación, lo único
que podría compararse, es la promulgación de la ley de divorcio, el 2004, durante
el gobierno de Ricardo Lagos.
Sin duda que el gobierno de Michelle Bachelet ha sido el más
refundacional, desde la vuelta a la democracia. Y las reformas señaladas, deberían
permitir que este gobierno quedara bien parado, frente a la historia. Pero más
de algo salió mal.
La
crítica inicial
Y desde el comienzo, con fuego amigo. El problema de Caval y
la entrevista entre la nuera, el hijo y el banquero, demasiado cercano a un
tráfico de influencias, marcaron la crítica hacia este gobierno, a poco andar.
Por si fuera poco, en una conferencia de prensa, consultada la
Presidente sobre el particular, respondió que se había enterado por la prensa.
Se sumó, además, la frase para el bronce del Senador Jaime
Quintana, a la sazón presidente del PPD, hablando sobre la retroexcavadora que,
según él, este gobierno emplearía para llevar a cabo todas sus reformas. Nadie,
en la Nueva Mayoría y en el Gobierno, lo respaldó, estuvo de acuerdo o la
repitió. Pero la derecha, que siempre escucha lo que quiere escuchar, la
utilizó como si fuera el leit motiv de la gestión de Michelle Bachelet. Y no la
soltó más.
Durante todo el mandato, la Presidente ha tenido que soportar
alusiones sobre ambos temas, cada vez que hace uso de la palabra, realiza algún
acto o toma alguna iniciativa.
El cobre
Durante el primer gobierno de la actual presidente, el valor
de la libra de cobre, en la Bolsa de Metales de Londres, se mantuvo alrededor
de los US$4. Esto trajo un gran caudal de dinero, que Velasco, ministro de
hacienda, tuvo la precaución de dejar afuera, para no afectar los equilibrios
micro y macro económicos dentro de nuestro país. La coyuntura, permitió que
esos 4 años, la minería colaboró con las arcas fiscales y que nuestro país
mostrara un crecimiento, que dejaba a todos satisfechos. O sea, el crecimiento
no era tema.
Durante el actual gobierno, la libra de cobre ha permanecido
en torno a los 2,5 dólares la libra. El impacto de la minería, en el IMACEC,
como consecuencia de este bajo precio, ha sido negativo, por un largo período.
Si el crecimiento no ha sido aún menor, es porque todo el resto de la actividad
productiva de nuestro país, colaboró para paliar el efecto del cobre.
Demás está decir, la importancia que tiene el precio de la
libra de este metal, en nuestro crecimiento. Añadamos, que la variación de este
precio, no depende del gobierno de Chile, quien sea que gobierne.
Inexorablemente, quedamos supeditados a la situación internacional.
El bajo crecimiento durante este gobierno, es sólo ineficiencia
del gobierno, según la oposición. Nadie, oficialista, ha salido a discutir esta
premisa. El tema llega a tal punto, que la ineficiencia gubernamental, a fuerza
de repetir una y otra vez, ha terminado por aceptarse, sin discusiones.
La prensa
En Nuestro país existe, no es ningún secreto, una gran
concentración de la propiedad de los medios de comunicación, por grupos
económicos proclives a partidos y posiciones de derecha. En el caso de la
prensa escrita, esta situación se ve más claramente: entre los diarios de
COPESA y El Mercurio, absorben más del 90% de la prensa escrita. Existía,
además, el diario La Nación, que era estatal, pertenecía al gobierno y que
tenía casi 100 años de vida. Pero el gobierno de Piñera, a fines del 2010, en
una clara muestra de política neoliberal, lo cerró.
Los canales de televisión abierta, tampoco escapan a esta
concentración: 3 de los 4 más grandes, pertenecen a grupos económicos. Sólo TVN
muestra algo distinto, desde el punto de vista de su propiedad.
Para el gobierno de Michelle Bachelet, este mapa de propiedad
de los medios de comunicación, ha traído dos líneas de problemas, externa e
interna a la Nueva Mayoría.
Una de ellas, la externa, es que los diarios obedecen, por
definición, a las posiciones políticas e interesess de sus dueños. De esta
manera, sus contenidos apuntan a objetivos muy claros en cuanto a lo que se
desea lograr, en cuanto a lo que opina su línea editorial, a lo que informan y
a la verdad que desean mostrar. Sin duda que la objetividad es un concepto que,
no necesariamente, conjugan en cada titular que publican.
La otra, interna, es una profunda indisciplina que han
mostrado, durante este gobierno, sus partidarios, frente a la prensa. Es tal
que, a veces, recuerda la misma indisciplina que mantuvieron inalterablemente,
durante los 3 años de gobierno, los partidos de la UP. Frente a un hecho
político, partidos, dirigentes, parlamentarios, políticos varios, saltan con
sus opiniones y no tienen otro objetivo que lograr que alguien los escuche.
Los medios de comunicación, les dan tribuna, en la medida que
las opiniones que viertan se acerquen a lo que el medio desea publicar. Se
crean así conflictos, contradicciones, se sacan conclusiones, falacias, o
posverdades como se llaman ahora, que pueden no tener asidero alguno con la
realidad. Entonces, la vanidad de quien emite la opinión se empatiza con el
medio que quiere crear, artificialmente, el conflicto. No importa lo que se
diga o sus consecuencias, lo importante es verse en la foto o en la pantalla…
Dijimos más arriba que algo salió mal, para este gobierno. Y a
la luz de estas líneas, sucedió porque la Moneda no manejó, durante su período,
la agenda política. No fue capaz de crear hechos políticos que ocuparan los
titulares de la prensa con hechos y planteamientos que provinieran desde Bachelet
y no desde la calle Suecia o Antonio Varas.
Nunca pudo explicar a cabalidad que estaba haciendo, cuáles
eran sus objetivos, que se logró, quienes resultaron favorecidos, que falló y
como se arregló. No logró explicar que en el crecimiento, existen variables que
no maneja el gobierno, aunque lo quiera.
Nunca logró que los dirigentes y parlamentarios de la Nueva
Mayoría, sintonizaran sus opiniones. Nunca logró que la coalición que la
apoyaba, se viera, efectivamente, como coalición y no como montonera.
Tal vez, lo más clarificador de todo esto, es ver al candidato
de la derecha hablar sobre este gobierno: todo lo hecho está malo, es incapaz
de hacer algo bien, no hay que cambiar a los ministros sino al gobierno…
Afortunadamente, siguiendo su línea discursiva, Piñera, que ve al mundo en
blanco y negro, tiene la clave para hacer bien, todo lo que Michelle Bachelet
hizo mal. Pero, no se ve a alguien del gobierno defendiendo su obra, enfrentado
al candidato de la derecha.
Esta situación, ha grabado en gran parte del electorado, la
idea que, el actual, ha sido un mal gobierno.
¿Habrá sido tan malo?
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