lunes, 7 de diciembre de 2009

El Luminoso

Abre un poco el postigo, le pedía a mi mamá cuando apagaba la luz, luego del beso de buenas noches. Así, a través de la ventana, en un segundo piso de la primera cuadra de la calle Ahumada, se reflejaba, en la pared frente a mi cama, el neón intermitente del luminoso de una gran tienda: rojo, amarillo verde, rojo, amarillo, verde... Y, mientras escuchaba el paso de los tranvías en dirección a Mapocho e Independencia, ese rojo, amarillo, verde... era mi canción de cuna...

2 comentarios:

Carlos Correa Acuña dijo...

Es historia real, un hermoso recuerdo, un pasado que no fue o lo que quiso ser? En todo caso, lindas palabras que forman una historia, breve, melancólica y bella.

JAIME GUÍÑEZ dijo...

Qué curioso, también eran mi arrorró...

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