viernes, 4 de septiembre de 2015

La situación y los supuestos



El segundo gobierno de Michelle Bachelet (MB) es el sexto desde la vuelta a la democracia y el quinto de las fuerzas opositoras a la dictadura.

Su programa se caracterizó porque ofrecía algunas reformas que no se había ofrecido en los gobiernos anteriores de la Concertación.

De hecho, en el gobierno del Presidente Aylwin se efectuó una fuerte reforma tributaria que afectó a todo el sistema de rentas presuntas de la agricultura, el transporte y la minería. Esta reforma se aprobó con votos de parlamentarios de derecha. La Concertación no tenía mayoría en ambas cámaras, porque en el Senado estaban los senadores designados que eran todos partidarios del régimen militar e identificados con la derecha.

El gobierno de Frei modificó el sistema escolar, alargando la jornada diaria de clases. Clara está que esta reforma no cambió mucho más del sistema escolar vigente. Recorrió, eso sí, gran parte de nuestro planeta firmando tratados bilaterales de comercio, que terminaran con el aislamiento que la dictadura había sumido a Chile.

Ricardo Lagos siguió con esta política y firmó, con la Unión Europea un tratado que nos convertía en socios. También logró modificar el Código del Trabajo, en términos de considerar improcedente el despido de un trabajador, por necesidades de la empresa. Las empresas quedaban expuestas a ser llevadas a los tribunales laborales, si no eran capaces de justificar despidos atenidos al artículo 161 del Código del Trabajo. También modificó la Constitución política de nuestro país, en términos tales que el nombre del dictador desapareció del texto legal junto a su cambio más radical: la eliminación de los senadores designados. LA derecha dio los votos necesarios para cumplir con los quórum, sólo cuando estos senadores escogidos a dedo, pasaron a ser elegidos, en su mayoría, por la Concertación.

MB, en su primer gobierno, llevó a cabo una gran reforma previsional que fue uno de los pilares que permitió terminar su gobierno con una popularidad histórica. Modificó sueldos mínimos, pensiones asistenciales, creó bonos para las madres que jubilaban. Reformas todas, tendientes a favorecer a los sectores más desposeídos y para quienes la jubilación, le vejez y viudez, es motivo de drama por la pérdida sus ya menguados ingresos.

Todos los gobiernos anteriores habían llevado a cabo algunas reformas. De hecho, en todos los gobiernos se modificó la tasa del IVA o del impuesto de primera categoría o los tramos del global complementario. También se reformó el Código Penal, que empezó con los juicios orales y cuyo sistema de actuarios, llevaba una práctica superior a un siglo.

Pero estos eran cambios cosméticos,  afirmaba la derecha. Pese a todo, el sistema económico imperante era el mismo que había implantado Pinochet, a comienzos de los ochenta. De hecho, seguía el argumento, lo único que habían hecho todos los presidentes elegidos, era aprovecharse de estas bases económicas y permitir que Chile pudiera seguir creciendo al 7% anual.

No dejaban de tener razón. Tal vez no en la superficie, los gobiernos de la Concertación eran apoyados por partidos políticos que le otorgan al estado, una iniciativa mucho más fuerte que la utilizada por la dictadura. Esto se notó desde el primer momento del gobierno de Aylwin, sobretodo, después que en 2 meses, septiembre y octubre de 1991, la inflación sumó 9%.  Foxley tuvo que recurrir a una agresiva conducta fiscal para combatir esta no tan incipiente inflación.

Posteriormente, el precio internacional del cobre, gracias al crecimiento de China, fue lo suficientemente alto para permitir a todos los gobiernos disponer de caja que se destinaba a inversiones públicas y planes de apoyo social que durante Pinochet no se conocieron.

Pero en el fondo, todas estas políticas no tocaban el fondo del tema: la gran derecha económica seguía refugiada en sus inversiones, en el poder que manejaban y que no estaban, obviamente, dispuesto a entregarlo. Sus refugios son las AFP, las ISAPRES, los seguros, el sistema escolar subvencionado, las universidades privadas y todas las empresas privatizadas durante el gobierno militar.

Su mayor arma, era el sistema binominal de elección de parlamentarios. Con el 34% del electorado, la derecha podía controlar la mitad del Congreso Nacional.

Este sistema ha logrado mantenerse, con muy bajo perfil, sin verse amenazado, durante todos los gobiernos posteriores a 1990. Sin embargo, Sebastián Piñera, elegidos con los votos de la derecha y, mal que mal  con un pasado democratacristiano, logró que se aprobara, hacia el término de su gobierno, el cambio del sistema binominal  de elección de parlamentarios a uno proporcional. Recordemos que hasta la elección parlamentaria de marzo de 1973, la última antes del golpe de estado, los parlamentarios en Chile, fueron elegidos mediante un sistema proporcional. 

Y empieza a requebrajarse el sistema.

Erigida como una gran alternativa frente a la derecha, al terminar el gobierno de Sebastián Piñera, MB obtuvo una amplia mayoría y una gran aceptación por parte del electorado. Tomó el mando del gobierno con un alto nivel de expectativas y ofreciendo profundas reformas.

A poco andar, MB puso en marcha su plan de reformas. El ministro Arenas encargado de la tributaria y Eyzaguirre a cargo de la educacional.

El objetivo de la reforma tributaria era aumentar los recursos fiscales, vía tributación, para poder financiar la reforma educacional que ofrecía gratuidad del sistema educacional. Se hablaba de 8.300 millones de dólares de mayor recaudación fiscal.

También se presentó un proyecto de reforma al Código del Trabajo, donde su objetivo apuntaba a fortalecer la actividad sindical dentro de las empresas, en términos de aumentar la cantidad de trabajadores del sector privado que pudieran negociar con las empresas. Junto a esto, iba la indicación que las empresas no tendrían derecho a reemplazar interna o externamente, a los trabajadores en huelga legal.

Como si fuera poco y aunque no afecta los equilibrios macroeconómicos, está en el Congreso un proyecto para despenalizar algunas causas de aborto.

Para la derecha, todo esto es demasiado. Ha tenido que defenderse con la espalda contra la pared, dado que las reformas ya no son meramente cosméticas. Es la derecha económica la que se ve afectada. Hacia sus recursos es donde apuntan dichas reformas

Cuando se habló de reforma tributaria que sacaba al FUT como eje central de la tributación de las empresas, pusieron el grito en el cielo afirmando que este FUT había sido el que logró el crecimiento de nuestro país, que era un gran incentivo para la reinversión de utilidades y que todas las penas del infierno caerían sobre nuestro país si llegaba a prosperar una ley que no lo considerara. 

Efectivamente, el proyecto de ley que Arenas jineteó en el Congreso no lo consideraba. El sistema de renta atribuida cambiaba esencialmente el sistema de tributación de las empresas y las personas naturales en Chile. Se aprobó en la Cámara de Diputados y pasó al Senado, donde, también teniendo mayoría, el gobierno transó en una negociación que echó por tierra lo que era el proyecto en si e incluyó un sistema semi-integrado, cuyo resultado final es más caro que el atribuido.

Para la foto en el Senado, con la firma del acuerdo, junto con el Ministro Arenas, se pusieron senadores desde la UDI hasta al PS. En la votación para aprobarlo, ni hubo ningún voto en contra, sólo una abstención.

Pero el tema no acabó en con esto. La prensa, junto a las asociaciones de empresarios, continuaron insistiendo que la recién promulgada ley, era enredada, difícil de implementar y el SII no sería capaz de implementar.

La reforma educacional también apuntaba a un lugar sensible de la derecha: el fin de lucro en el sistema y la gratuidad para los alumnos, financiados todos, por fondos estatales, recaudados por la reforma tributaria.

Nuevamente la derecha saltó a defender lo suyo. Insistió que también existían conspicuos miembros de la Nueva Mayoría que eran sostenedores de colegios subvencionados. Insistió también que los más perjudicados serían los alumnos y sus familias, al caer en un sistema estatal de educación. Los más exaltados, hasta hablaron que se trataba de la Unidad Popular reeditando el tema de la ENU.

En este tema, el Gobierno ha ayudado a la controversia al mostrar algunos titubeos en sus precisiones sobre la gratuidad. Especialmente, en indicar quienes serían los favorecidos. Al parecer, ha echado pie atrás en el tema de hacer universal la gratuidad.

Claramente, donde más ha saltado todo el sector que defiende a la derecha económica, es respecto a la reforma del Código del Trabajo y derecho a reemplazar trabajadores en huelga.

Ex ministros de estado, economistas que trabajan en ONG de inspiración derechista y todo aquel que está en contra, ha encontrado tribuna en la prensa escrita, haciendo declaraciones que esta reforma acabará con el crecimiento en Chile, que la inversión se irá a otros países. 

Al leer estas declaraciones, incluso si se hace entre líneas, no es posible encontrar antecedentes fidedignos o información científicamente respaldada. Todo obedece a opiniones, a deber ser, a  sugerencias, dictadas como dogmas, sobre lo que es mejor para el país. Esto, por supuesto, enmascarado en el perjuicio que significará para los trabajadores, la inflexibilidad de las normas de contratación, que el desempleo aumentará, que dejarán de crearse nuevos empleos y que todos estos cambios perjudicarán a quienes están sindicalizados. Se presenta la paradoja que los dirigentes gremiales de los empresarios, aparecen defendiendo los derechos de los trabajadores contra las reformas. 

Pero el Gobierno sigue existiendo y tiene mayoría en ambas cámaras. Las reformas en trámite legislativo continúan su marcha y el Ministro Valdés, anunció que enviará al Congreso un proyecto para que sea la ley la que determine a cual sistema adscribe cada empresa. Sin olvidar que ya están en el congreso, 2 leyes sobre la reforma educacional y la reforma laboral, donde aún se discute sobre el reemplazo en caso de huelga…

La derecha sabe que la pelea legislativa la tiene perdida. Salvo que se vote un día en que no vayan todos los parlamentarios de gobierno, lo más probable es que todas estas reformas salgan aprobadas.

También está marcada por el problema de Penta y SOQUIMICH. Novoa estuvo con arresto domiciliario, Délano y Lavín siguen con sus medidas cautelares. Este tema recién está comenzando. Existe una alta probabilidad que se acelere cuando nos estemos acercando a períodos pre-eleccionarios. Y aunque aquí, también aparezcan involucrados políticos de todos los colores. Nadie puede alegar absoluta inocencia y esto tendrá un correlato en los resultados de las próximas elecciones. Aparentemente, la UDI es quien se ve más perjudicada, dado su permanente papel de acusar de negociados a los gobiernos de las Concertación, apareciendo como el Pepe Grillo de la política chilena y que los hechos han desmentido
.
Y a propósito de próximas elecciones, las parlamentarias de diciembre de 2017, serán las primeras que se efectúen con los nuevos distritos y circunscripciones electorales, más el sistema proporcional. Al respecto, se pueden efectuar estudios, hacer encuestas o proyecciones, pero un resultado confiable, será muy difícil vaticinar, dado que no existe historia, ni en la división territorial, ni en los candidatos que se presenten, ni en la forma de quedar designados.

¿Qué le queda entonces a la derecha?

Orquestar una campaña contra el gobierno, como la que se ha visto las últimas semanas. Insistir que el gobiernos es malo, que perdió el rumbo, que el peor error del electorado fue elegir a MB presidente, que no se puede dirigir con un porcentaje de aprobación tan bajo y de rechazo tan alto, que el país no está creciendo, que el equipo de gobierno está dividido, que son incapaces de ponerse de acuerdo y de librar al país de la caída al despeñadero, como ellos si fueron capaces de hacerlo cuando fueron gobierno.

Esto se ve en la televisión, en la prensa hablada y en la escrita, afecta a ese sector, que no es menor, y lo indican, tal como lo dijimos, parlamentarios, ex ministros,  dirigentes políticos, gremiales, eternos candidatos presidenciales sin más apoyo que el espacio que generosamente le otorgan los diarios de derecha, algunos políticos de la Nueva  Mayoría que no aceptan verse desplazados a segunda o tercera línea y que bailan al ritmo que les determina la derecha.

¿Qué le queda al gobierno?

Tratar de recuperar, urgentemente, la agenda. Que logre crear hechos políticos que le permitan manejar los titulares de la prensa y combatir todas las críticas que recibe de la oposición. Ordenar a los partidos de la Nueva Mayoría, cuya indisciplina, hoy por hoy, recuerda la indisciplina que mostraron los partidos de la Unidad Popular y que nunca vimos durante los otros 4 gobiernos de la Concertación. Que aparezca, en algún momento, un hecho político que signifique lo mismo que significó el rescate de los 33 mineros durante el gobierno de Sebastián Piñera, que le permita afrontar en buen pie, la elección de concejales y alcaldes, en octubre de 2016. Y que la fiscalía no encuentre méritos para formalizar a nadie, en el caso Caval.-

No hay comentarios:

Bienvenidos

Todas las ideas, opiniones, comentarios sobre los temas aquí tratados son bienvenidos...